A las 5 de la mañana de este domingo 12 de febrero, se celebró una eucaristía para conmemorar el Día de la Juventud, desde la ciudad de La Victoria, ubicada en el municipio José Félix Ribas del estado Aragua.
En esta fecha, los jóvenes venezolanos conmemoran la Batalla de La Victoria, donde el General José Félix Ribas, acompañado por jóvenes estudiantes y seminaristas de la época impidió que los adversarios españoles pudieran asentarse en la plaza de la ciudad de la Victoria.
A las 7 de la mañana, de ese 12 de febrero de 1814, comenzó el conflicto bélico y duró gran parte del día sin resultados definitivos. Las fuerzas republicanas construyeron una formidable resistencia a la ofensiva realista, sacrificándose en el proceso a muchos soldados jóvenes.
Tras ver escasez de tropas regulares, el general Ribas decidió armar a unos mil estudiantes de colegios y seminarios de la ciudad y de otros poblados vecinos. En total fueron 85 estudiantes del seminario Santa Rosa de Lima de Caracas.
Pero, antes de ir a la batalla, el general Ribas llevó a su tropa a la iglesia se arrodillaron frente a la imagen de la Virgen a pedirle su ayuda y protección. Y prometió que le mandaría a celebrar una misa todos los años en acción de gracia.
Luego de salir de la iglesia, el general Ribas dijo “soldados lo que tanto hemos deseado vamos a realizarlo hoy. Ahí tenemos a Boves cinco veces es mayor el ejército que trae para combatirnos pero aún me parece escaso para disputarnos La Victoria, defendámonos del furor de los tiranos la vida de nuestros hijos, el honor de nuestras esposas, el suelo de la patria en esta jornada que va a ser memorable. !No podemos optar entre vencer o morir necesario es vencer viva la república!”.
Después de un día de batalla, los patriotas lograron vencer. A Caracas, el general José Félix Ribas escribió un oficio narrando lo sucedido y entre otras cosas decía: “la sangre de los ilustres caraqueños derramada en La Victoria y la protección visible de María santísima de la Concepción fueron los que salvaron la Patria en aquel memorable día, suplico encarecidamente que todo el premio que debería asignárseme recaiga en el beneficio de tantas viudas y huérfanos que justamente merecen el recuerdo de la Patria, y espero de la municipalidad que marque este día para bendecir a la madre de Dios con el título de Inmaculada Concepción, Jurándole una fiesta solemne anual en la Iglesia Metropolitana a la que deben asistir todas las corporaciones y exhortando a las demás ciudades y villas para que ingratitud ejecuten lo mismo”.
Al logra la victoria, Simón Bolívar le concedió el título de Vencedor de los Tiranos.
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