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Socialista Michelle Bachelet asume mandato de Chile por segunda vez

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(Valencia, 16 de diciembre. AFP) La socialista Michelle Bachelet asumió este martes por segunda vez la Presidencia de Chile, para un mandato de cuatro años, en los que deberá concretar las profundas transformaciones sociales que prometió.

“Sí, prometo”, afirmó Bachelet tras ser conminada a aceptar el cargo por la presidenta del Senado, Isabel Allende, en una solemne ceremonia en la sede del Congreso chileno en el puerto de Valparaíso, 120 km al oeste de Santiago.

Usando un vestido y una chaqueta azul con ribetes negros, Bachelet recibió la banda presidencial de manos de su compañera de partido, la senadora Allende, hija del depuesto mandatario Salvador Allende.

Por primera vez en la historia de Chile una mujer encabeza el Senado chileno y le entregó la banda presidencial a otra mujer, que asumió su segundo mandato para el periodo 2014-2018.

El expresidente Sebastián Piñera le entregó a Bachelet, en tanto, la medalla de O’Higgins, una estrella de cinco puntas en recuerdo del que se considera el padre de la patria en Chile, Bernardo O’Higgins, y que simboliza la posesión del poder en el país.

Piñera y su gabinete abandonaron luego la sede del Congreso chileno, donde Bachelet procedió luego a tomar juramento a los miembros de su gabinete.

Bachelet recibirá un país con desaceleración económica y lleno de expectativas de cambios para constituir un país con menor desigualdad social.

Ella misma se ha quejado que en cuatro años no puede resolver todas las demandas sociales que explotaron a partir de 2011, cuando los estudiantes chilenos demandaron una educación pública gratuita y de calidad y con ello empujaron a otros sectores sociales. “Para Bachelet va a ser muy complejo manejar las expectativas que se han creado en torno a su gobierno“, señala a la AFP el politólogo de la universidad Adolfo Ibáñez, Cristóbal Bellolio.

“Ella tuvo la capacidad de absorber y domesticar en cierto sentido las demandas de la calle y presentarse como alternativa”, agrega.

Bachelet propuso una reforma tributaria que busca recaudar 8.200 millones de dólares (3% del PIB), a partir de un aumento de los impuestos a las empresas, del 20% al 25%, y una reforma educativa que instaura la gratuidad a nivel universitario en seis años.

En Chile, no hay posibilidades de estudiar gratis a nivel universitario y sus aranceles son uno de los más altos de la región. Hasta ahora, los estudiantes pobres debían recurrir a créditos y mínimamente a becas para estudiar.

Sin embargo, el movimiento estudiantil, encabezado este año por representantes más radicales, se mostró desconfiado de las promesas de Bachelet y llamó a no votar en las elecciones.

Cuatro días después que asuma el gobierno, tiene previsto una gran protesta junto a ambientalistas y minorías sexuales. Entre las promesas de cambios profundos de Bachelet, también se encuentra el cambiar la Constitución heredada de la dictadura de Pinochet.

Desaceleración económica

Bachelet hereda también una economía que después de cuatro años de crecimiento entorno al 5% y un bajo desempleo, se desacelerará por una caída en las inversiones, sobre todo mineras. Para 2014 se espera un crecimiento entre 3,75% y 4,75%.

Chile es el primer productor mundial de cobre, cuyo valor ha caído por una menor demanda de China, su principal comprador.

Bachelet podría, por la mayoría simple que tendrá en el Congreso, implementar el alza de impuestos a las empresas, pero en un escenario de desaceleración el objetivo se hace más complejo. “El escenario es complejo, justamente porque la reforma tributaria que plantea Bachelet del 3% del PIB es ambiciosa para lo que el país espera”, señala a la AFP el economista de la Universidad de Santiago, Francisco Castañeda.

La caída esperada de un punto de crecimiento del PIB es equivalente a 2.500 millones de dólares menos de recaudación, equiparable a cerca de un tercio de la reforma tributaria propuesta por Bachelet, explica Castañeda.

Desafíos políticos

A nivel político, Bachelet enfrenta el desafío de ordenar las filas de la amplia coalición política que la apoyó, la Nueva Mayoría, que integran demócratas cristianos, socialistas y comunistas.

Entre ellos existen divisiones confrontadas sobre todo en temas de valores como el aborto -prohibido en todas sus formas- y el matrimonio homosexual. “Un desafío importante es qué rol va a tener el Partido Comunista, si va a ser un rol central o va a estar en segunda o tercera línea”, dice a la AFP el analista Guillermo Holzmann.

El PC, históricamente relegado de la política chilena, se unió al pacto electoral de Bachelet y logró seis diputados. Aspira ahora a retornar a un gobierno, del que ha estado ausente por 40 años.

En la derecha, en tanto, pese a que la derrota era predecible, ahonda aún más su crisis interna, debilitada por una carrera presidencial llena de obstáculos y un pobre resultado en las elecciones parlamentarias.

Matthei, que debió asumir de emergencia la nominación oficialista tras la renuncia de Pablo Longueira -afectado por una depresión- tuvo un escaso apoyo de su sector, enfrascado en una puja interna entre conservadores y liberales. “Mi hija no ha estado sola, ha estado enteramente sola”, reclamó su padre Fernando Matthei, general retirado que formó parte de la junta de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

“El resultado es de mi exclusiva responsabilidad política. No fui capaz de remontar”, dijo Matthei, con la voz quebrada, intentando dar una señal de unidad.

Otra presidenta en la región

Los mandatarios latinoamericanos no tardaron en enviar sus felicitaciones. El presidente venezolano Nicolás Maduro felicitó a Bachelet en una llamada telefónica y le reiteró su voluntad de reanudar la cooperación establecida durante el primer mandato de la socialista. “América del Sur está de fiesta porque tenemos otra mujer presidenta, ya son tres”, dijo Maduro a la televisora estatal VTV.

El presidente peruano Ollanta Humala felicitó a Bachelet en una misiva y abogó por una “renovada confianza” entre los dos países, que mantienen una disputa marítima en La Haya. El mandatario destacó su voluntad de “trabajar de manera conjunta en las relaciones de respeto mutuo, amistad, integración y cooperación”.

Por su parte, el mexicano Enrique Peña Nieto destacó la importancia de Chile como “socio estratégico”, el colombiano Juan Manuel Santos le deseó “éxitos en su nueva gestión”, y el salvadoreño Mauricio Funes y la costarricense Laura Chinchilla también extendieron sus felicitaciones.

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