La ciencia demostró que reducir calorías cambia tu metabolismo y la forma en que funciona tu cerebro, lo cual no necesariamente es una transformación positiva. Hacer dieta aumenta los niveles de hormonas que abren el apetito y reduce los que lo suprimen. Este efecto surge como mecanismo de defensa.
Muchos biólogos afirman que el cuerpo humano fue moldeado para soportar largos periodos de hambre, por lo que la pérdida de peso es más difícil cuando pasamos varias horas sin comer.
Además, los escáneres cerebrales revelan que las dietas hacen que sea más difícil que tengamos autocontrol y nos resistamos a la comida poco saludable. Como conclusión se puede afirmar que es mejor aprender a comer en cantidades y grupos correctos que privarnos de todo lo que nos gusta.
Con información de Informe 21