Era la media noche de marzo de 1952 cuando se escuchaban unos grandes hierros arrastrarse por las calles valencianas; el hombre de las cadenas pasaba por las calles, asustando a los borrachos que quedaban los viernes y sábados en las calles de la ciudad.
“Ya van a ver como los voy a asustar”; Hilario tenía 47 años y salía en horas de la noche arrastrando unas cadenas; se ponía una chaqueta de cuero negra; tapaba su cara y salía por las calles. Las cadenas las camuflaba en su casa por la Calle Manríque.
Los borrachos estaban en la calle y cuando sentían las cadenas le temblaban las piernas. ¡No me vaya a hacer nada señor, yo no vuelvo a beber!; decían los hombres al ver aquel sujeto de mediano tamaño con unas cadenas.
Eran las tres de la mañana cuando veía a las personas por la Plaza La Candelaria; y comenzaba a caminar con dificultad para meter mayor miedo. ¡Corran corran viene el hombre con las cadenas!, y acto seguido los borrachos comenzaban a rezar.
El Hombre de las cadenas a la medianoche
Enseguida las personas por la calle Manríque de aquella Valencia de antes comenzaban a hablar; que el sujeto de las cadenas era de la época de Gómez por los esclavos. “Para mí esa aparición sale a poner orden en la ciudad por los borrachos”; decía un hombre.
Mientras el mismo Hilario se quedaba callado cuando estos hablaban, compraba el pan y salía del lugar. Todo el mundo hablaba del hombre que comenzó a ahuyentar a los noctámbulos que andaban borrachos; otras viejitas inventaron que cuando las cadenas sonaban era que una mujer estaba embarazada.
“Esta gente si inventan, el hombre de las cadenas era para alejar a los borrachos que no dejan dormir; y ya lo culpan de que embaraza mujeres o quiebra negocios, jajajajaja”. Hilario se reía de aquellos inventos que en apenas unas cuadras había provocado su sombrío personaje.
Sabía la hora en la que tenía que salir y asustar a los borrachos pero la suerte no le iba a acompañar todo el tiempo. Celio estaba cansado del cuento que habían inventado; su mujer se había ido de la calle Manríque y culpaban al sujeto de las cadenas. “El que sale de noche te llevó a tu mujer”; le decía la gente solo por verlo de mal humor.
Lo fatal del momento
Celio salía por la calle y las personas se burlaban de él, y de aquella fábula que se habían inventado culpando al personaje de las cadenas. De hecho, Hilario escuchó lo que le decían a aquel hombre e incluso se quedó callado y no dijo nada.
¡Ya verán lo que le voy a hacer a ese tipo de las cadenas!. Celio estaba ciego de los celos y juraba venganza. Aquella noche Hilario salió de su casa, cuando iba por la calle Manríque sintió un fuerte golpe en la cabeza.
Celio al ver a Hilario sin vida salió corriendo de inmediato; se sorprendió de verlo arrastrando las cadenas. Las abuelas culparon a Celio de ser el hombre que estaba asustando a las personas con las cadenas; de Celio más nunca se supo, e Hilario quedó sin vida por inventar aquel personaje.
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