viernes, noviembre 22, 2024
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Pichu, El extraño muñeco de Amaranta

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IOTA Latino
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El muñeco de Amaranta siempre lo conseguían en todas partes del apartamento y la niña decía que lo había dejado en otro lado. Henry, su padre le decía a la niña que en todas partes veía al muñeco que le había regalado la abuela.

“Vaya que tiene malos gustos mi suegra”, decía Gabriela a Henry al encontrarse el muñeco en todas partes de la casa. “Mamá compró el muñeco en su viaje a Europa y la niña lo adora, sabes que es así”; decía Henry a su esposa.

Mientras que Raúl, el hijo mayor le parecía un muñeco extraño, el cual parecía estar en todas partes. “Son suposiciones tuyas muchacho, ese es un muñeco, no tiene vida y Amaranta le gasta las baterías; así sean alcalinas. ¿Cómo se va a mover?”.

Pero mientras la familia pasaba su día a día la niña pasaba horas hablando con el muñeco entre los demás juguetes. Henry le preguntaba a la pequeña sobre el muñeco… pero la respuesta le pareció extraña. “Si papá, yo hablo con él… y me contesta”.

Esa noche al ver al muñeco en la sala, Henry prefirió sacarlo al balcón para alejarlo un poco de la niña. “Papá, dejaste a pichu afuera me lo dijo, estaba muy triste y me estuvo llamando toda la noche”; dijo la niña.

El muñeco de Amaranta

Mientras Raúl, buscaba la manera de que la niña no jugara tanto con ese muñeco, el cual no le gustaba. “No sé como la abuela le regaló ese muñeco a la niña”. Mientras que Henry se asombró una noche de luna llena al encontrarse al muñeco sentado en el sofá de la sala.

Cuando unas horas antes lo había sacado para el balcón. En horas de la mañana cuando despierta. Encontró al muñeco en la puerta del cuarto, el hombre preguntó a todo el mundo y ni la niña, Gabriela o Raúl lo habían dejado allí.

“Esto sí que no me gusta”… decía el preocupado Henry. “Papá ese muñeco se mueve solo, se cambia de sitio”, decía Raúl. Mientras Gabriela decía… “aquí llegaron los problemas cuando mi bella suegra trajo al muñeco Pichu”, decía.

“Vamos a llevar las cosas con calma”, decía Henry, “yo anoche lo dejé en un lado y este amaneció allí”. Mientras Amaranta decía que el muñeco era el ser que más la quería en la casa. Todo aquello, hacía que los miembros de la familia estuvieran preocupados.

Henry observaba que el muñeco en la noche estuviera en el mismo sitio. Pero escuchaba pasos en la sala, sentía que eran pasos de un niño que corría por todas partes. “Yo no sé porqué acepté que mamá trajera ese muñeco a la niña”.

La mala idea

Henry quería salir del muñeco, pensó en llevarlo a una carretera interestatal y botarlo ya que Amaranta decía que no lo quería porque era malo. “Es malo papá, no me gusta cómo me habla, y se porta mal”; el hombre quedaba frío con lo que decía la niña.

Lo montó en el carro, en la mañana del sábado y lo dejó en el asiento trasero. Mientras escuchaba sonidos extraños en el maletero del carro, mientras iba en la vía. Se detuvo revisó la maleta y no vio nada, pero al incorporarse a la vía un carro lo embistió.

Gabriela recibía la llamada donde le avisaban del accidente de su esposo, afortunadamente lo habían conseguido con vida y lo llevaron a un centro de salud. “No me va creer, señora”, decía el policía. “El carro quedó inservible y se salvó un muñeco que llevaban en el asiento trasero”. “El cual no sabemos qué se hizo cuando llevábamos en lo que quedó del carro al estacionamiento; parece que escapó”, dijo el policía.

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