El príncipe nigeriano Ray ‘Hushpuppi’ Abbas contaba con 2,4 millones de seguidores que respaldaban su exitosa historia de triunfo a pesar de su humilde extracción social.
Pero el FBI lo pescó por estafar millones de dólares sólo con simples mails. Tenía una flota de Rolls Royce y un jet privado que lo llevaba a dónde se le antojara y una abultada chequera.
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Pero en realidad era un ladrón. Su modus operandi consistía en utilizar falsas cuentas de correo electrónico. Sus seguidores se quedaron sorprendidos al enterarse que el gobierno de Estados Unidos capturó a Abbas.
Lo señalan de ejecutar una masiva operación de fraude y de lavado de dinero. El príncipe nigeriano se forró tras estafar a bancos, firmas de abogados e incautos. Después de una larga búsqueda el FBI lo ubicó y capturó en los Emiratos Árabes Unidos. Allí tenía su residencia habitual y su cuartel de operaciones.
Según las autoridades su modus operandi era primitivo, pero le funcionaba. Comprometía cuentas de correo de ejecutivos a través de correos electrónicos que parecían auténticos. Así, atacaba a un banco de una firma determinada escribiendo mails de la propia firma que había elaborado de manera fraudulenta.
Falso príncipe nigeriano
Sin embargo, fue una propia dirección de correo electrónico personal, rayhushpuppi@gmail.com, la que lo llevó a la cárcel. De allí localizaron sus cuentas de Instagram, Snapchat y otras plataformas online.
Una de las estafas que divulgó el FBI implica un traspaso de más de 900.000 dólares en nombre de un inversor de Nueva York por la compra de un terreno. El astuto ladrón engaño al inversor con una dirección de mail que parecía auténtica.
De allí el falso príncipe nigeriano envió los pasos para hacer el giro a otra cuenta bancaria diferente. Cuando los responsables del banco se percataron e intentaron anular la operación era demasiado tarde. Ni la cuenta seguía activa ni era posible cancelar la transacción.
En otro fraude robó más de 14 millones de dólares a un banco a través de un ataque informático. Sustrajo el dinero mediante transferencias a otros países.
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El príncipe nigeriano se hacía pasar como heredero de un principado inexistente. Con todo ello logró estar millones de dólares para darse una vida de la realeza.
