Camilo llegaba a 24 años en 1992, era llamado por todos el Van Damme Mexicano por su afición a las películas del actor y su parecido con este. Nadie sabe cuando nació, Roberto, un promotor de lucha había encontrado al niño en una caja.
“Te rescaté de unos perros que te querían comer, mientras llorabas”, Camilo quería a Roberto como un papá. Pero luego de su fallecimiento en 1982 tuvo que abrirse camino solo. “Aquí por lo menos te dejaré este espacio en la Vecindad”, le decía a Roberto antes de morir.
“Ese muchacho tiene pinta de actor, hasta se parece a Van Damme”, decían en el Estadio Arena México. Roberto le decía… “nunca renuncies a tu sueño, las luchas son duras, y son verdaderas. Tienes que estar preparado”.
El mismo Camilo cocinaba y se abría paso solo en el entrenamiento. Siempre se le veía en esos años en la avenida Las Granjas de la capital mexicana. Su sueño era llegar a ser un peleador y que lo contrataran para películas. “Soy el único peleador sin máscara”, decía el mexicano.
“Calculo que naciste como en mayo de 1968 y hasta te presenté como mi hijo», le decía Roberto”. Las películas del actor Jean Claude Van Damme lo habían inspirado a pelear. “Yo peleo pero también quiero ser famoso».
El Van Damme Mexicano
“Señoras y señores, está noche estará en acción el Van Damme Mexicano”; se escuchaba en el Estadio Arena México. El mexicano triunfaba e iba invicto en las peleas. “Vaya que estás cañón, sigue así vas bien”; le decían los demás manejadores.
Sabia patear la tristeza a punta de entrenamientos, no sabía quiénes eran sus padres. “Pues al menos me conformo con conocerlos”, decía cuando regresaba a la vecindad. “Cuanto has crecido hijo”, le decía Tomasa, la madrina de la vecindad.
Pasaba por cerca de Televisa como de Tv Azteca y quería llegar hasta allí. Aquella noche se lucía como un grande y peleaba como nadie en la Arena. Escuchó cuando un señor vestido de forma elegante se acerca hasta los entrenadores. ¿Cómo se llama este chavo? – es el Van Damme Mexicano-, díganle que lo voy a invitar a mi programa.
Un sueño roto
Camilo estaba feliz tenía que ir a uno de los mejores programas de televisión y tenía 20 días para seguir entrenando. Todo el mundo hablaba de él en la calle, los niños se le acercaban. “Tienes la oportunidad ahora, debes lucirte en la pelea previa para que vayas bien al programa”.
Aquel viernes Camilo tuvo fuertes pesadillas donde veía que quedaba en la oscuridad en el medio de la Arena. “No voy a pensar en eso”. Esa noche cuando se subió al ring el luchador comenzaba el careo con otro de los luchadores.
En medio de la lucha recibió un fuerte golpe en la espalda… sintió que se le iba el aire… Camilo esa noche moría sin cumplir su sueño de llegar a la televisión. Desde esa noche el Van Damme azteca se volvió leyenda.
***Este relato es ficticio, y está hecho en base a entrevistas, experiencias y no tiene que ver con la realidad.
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