Como una tradición en la iglesia católica, los 40 días antes del domingo de Ramos, los feligreses celebran el Miércoles de Ceniza.
Y para este 2021, las festividades litúrgicas caen el 17 de febrero. Cuando la iglesia comienza a prepararse para celebrar y expandir la palabra de Jesucristo a sus fieles ante la llegada de la Semana Santa, durante la pandemia del coronavirus.
Es un día cristiano de oración y ayuno, es considerado el primer día de Cuaresma. En este Misal Romano, el padre de la parroquia impone durante la Misa una marca de ceniza en forma de cruz en la frente de los fieles; pero esta vez las tradiciones cambiarán por el virus.
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A pesar de ser una tradición eclesiástica, algunos desconocen que la palabra ceniza proviene del latín «cinis», que significa o representa el producto de la combustión de un elemento material por el fuego. Simbólicamente representa la muerte, la humildad y penitencia. Y esta imposición surgió en el siglo IV, era del cristianismo.
Según el Libro de Génesis, la ceniza es considerada un signo de humildad, representando el origen y el fin del ser humano: «Dios formó al hombre con polvo de la tierra» (Gn 2,7); «hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho» (Gn 3,19).
La iglesia Católica, durante el Miércoles de Ceniza invita a ayunar y abstenerse de la carne o consumo de proteína animal para meditar ante las penitencias. En esta oportunidad, la imposición será en la cabeza por la pandemia del coronavirus. Las iglesias harán las respectivas misas pero con las medidas de bioseguridad.
Indicaciones especiales
A fin de evitar el contagio del Covid-19, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos modificó el rito del Miércoles de Ceniza, adaptándose a este tiempo de pandemia.
Después de pronunciar la oración de la bendición de las cenizas y después de esparcirlas, sin decir nada, con el agua bendita. El se dirigirá a los presentes, diciendo una sola vez y para todos los fieles, la fórmula del Misal Romano: “Convertíos y creed en el Evangelio”, o bien: “Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás”.
El sacerdote se limpiará las manos y pondrá la mascarilla para su protección. Luego, impondrá la ceniza a cuantos se acerquen a él, si es oportuno se acercará a los fieles que estén de pie. Posteriormente, el sacerdote tomará la ceniza y la dejará caer sobre la cabeza de cada uno, sin decir nada.
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