Los abuelos de una residencia en Castelfranco Veneto, al norte de Italia, lograron reunirse con sus familiares tras seis meses de aislamiento, gracias a una «habitación de los abrazos», un espacio dividido por una cortina de plástico que permite el contacto físico sin temor al contagio de covid.
Los residentes en el centro Domenico Sartor disfrutan de estos reencuentros gracias al proyecto de la residencia denominado Emociones sin fronteras; con el que crearon distintas formas de volver a poner en contacto a los residentes con sus visitantes.
El mayor éxito de la iniciativa resultó el de Emociones del abrazo, un lugar de reunión dividido por una cortina de plástico blando y transparente, con huecos para que sus usuarios puedan introducir los brazos y, con esta protección, abrazar de nuevo a abuelos, hermanas, amigas o tíos.
La habitación cuenta también con otras áreas, como las separadas por un vidrio que también tiene estos «guantes» o huecos con los que alcanzar a la persona con la que se habla manteniendo todas las medidas de seguridad.
Durante seis meses, los ancianos de la residencia permanecieron aislados a causa de la pandemia del covid-19. En Italia, la pandemia superó el millón de casos, golpeando especialmente a los mayores.
Algunos, según relatan los medios locales, no recibían un abrazo desde marzo, cuando comenzó el confinamiento nacional.
La medida no llega solo como una mera forma de reencuentro, sino también como una forma de cuidar la salud de los residentes, en este caso mental y emocional, otra de las grandes afectadas por la pandemia.
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