El Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (IMT – UCV) detectó 20 casos de histoplasmosis en un grupo de rescatistas que atendieron el alud torrencial de Las Tejerías, en el estado Aragua, el pasado mes de octubre.
Los casos se remiten a un grupo de voluntarios de la ONG Rotary que viven en Distrito Capital y prestaron sus servicios en Las Tejerías entre el 14 y el 16 de octubre.
La histoplasmosis es una enfermedad infecciosa causada por la inhalación de esporas de un hongo llamado Histoplasma capsulatum.
Tal infección se distribuye en toda Venezuela en forma de moho en la tierra y en los excrementos de murciélagos y de aves de corral o que viven en cuevas.
«Pudimos detectar el brote por los antecedentes epidemiológicos de la histoplasmosis: las personas inhalan el aire de la zona del desastre sin mucha protección. Las esporas se diseminan por el movimiento de tierra y entran al sistema respiratorio», detalló el doctor Freddy Salazar, miembro de la sección de micología médica del IMT – UCV.
Histoplasmosis: Secuelas de un deslave
Los médicos del laboratorio de micología médica del instituto advierten que existe un brote de histoplasmosis que, hasta ahora, lleva un subregistro en las víctimas, los rescatistas y cualquier persona que estuvo en la zona del desastre.
«Existe una correlación directa entre la infección de histoplasmosis aguda y los desastres socioambientales como el alud torrencial que ocurrió en Las Tejerías hace 3 meses», explicó la doctora Sofía Mata, directora del laboratorio de micología médica del IMT – UCV.
La doctora Mata advirtió que las personas que estuvieron presente o viven cerca de donde ocurrieron los aludes torrenciales de 2022 en los estados Aragua, Anzoátegui y el Distrito Capital tienen el mayor riesgo de contraer la enfermedad.
«El movimiento de la tierra disemina y volatiliza las esporas del hongo en el aire, la gente lo inhala y se infecta. En el pasado hemos visto un aumento discreto de 158 casos de pacientes con histoplasmosis que venían del desastre de Vargas en 1999. No hay duda que, con estos casos confirmados en los rescatistas, existen otras personas con histoplasmosis que no han sido atendidas», resaltó.
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