Este sábado Hugo «el Pollo» Carvajal, exjefe de la Dirección de ContraInteligencia Militar (Dgcim) durante la administración del fallecido Presidente de la República Hugo Chávez, declaró a los agentes de la Policía Nacional española que todo el tiempo se mantuvo evadido de la justicia, nunca salió de España y que cambiaba de piso cada tres meses.
Reseña la web del diario madrileño ABC que, sin embargo, realizó una excepción: la vivienda de la calle Torrelaguna, donde se le halló. «Me quedé ocho meses en el piso. Ese resultó mi error».
Tal desatino y una operación conjunta entre la Policía Nacional de España y la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos le pusieron fin a una fuga de un año y diez meses.
La nación norteamericana le reclama por delitos de narcoterrorismo y Carvajal se resistía a la extradición. Se escondió en cuanto supo que la Audiencia Nacional acordó enviarle a EE.UU.
Anoche, cuando los agentes tiraron la puerta abajo del piso donde se escondía, se refugió en la última habitación de la vivienda apertrechado con un cuchillo. No obstante, los agentes tardaron segundos en descartar un cuarto tras otro, hasta que le encontraron.
Hugo Carvajal declaró ante la policía española
Ya en comisaría, recibió asistencia de sus abogados. Cuentan los consultados que incluso plantearon un habeas corpus (detención ilegal) aún sabiendo que existe una orden de extradición firme y pendiente de ejecutar en la Audiencia Nacional.
Él se mantuvo tranquilo y dio breves explicaciones del periplo. Mucho cambio, mucho disfraz, cero contacto físico con los suyos en todo este tiempo.
La inquilina de ese piso, ciudadana venezolana, actuaba como su contacto con el exterior. Ella, que vivía allí mismo, le proporcionaba comida y lo necesario para el día a día. No estaba dentro cuando los agentes, de noche y ya con mandamiento judicial, irrumpieron en la vivienda.
La localización no resultó fácil, según explicaron a ABC fuentes conocedoras del operativo. Durante este tiempo y en un continuo intercambio de información, se monitorearon diversos inmuebles en los que se sospechaba, podía estar oculto, pero no tenía nada a su nombre en España.
Que Estados Unidos colocara un precio de 10 millones de dólares a cualquier pista sobre su paradero complicó la situación, pues llegaban informaciones que le situaban en Galicia, Andorra, Salamanca y Valencia.
La pista definitiva
La pista definitiva llegó por informe de la DEA el pasado mes de junio. Se situaba a Carvajal en el entorno de la calle Arturo Soria de Madrid bajo cobijo de una venezolana a la que se identificaba con nombre y apellidos. Se trata de una de las vías más largas de la capital y ella, de nuevo, no tenía nada a su nombre.
Finalmente, encontraron la localización semanas atrás. Ella vivía de alquiler en un edificio residencial de diez alturas en la calle Torrelaguna. Las vigilancias no resultaban concluyentes, nunca nadie le vio salir ni entrar del inmueble ni asomarse a la ventana.
En contra, existía la posibilidad de que si salía, fuese disfrazado o que incluso cambió su aspecto con cirugía.
Una vez detenido, pocos trámites judiciales le quedan ya a Hugo Carvajal. Ese viernes se le trasladó a los calabozos de la Audiencia Nacional desde la comisaría de Moratalaz, donde pasó la noche.
La Sección Tercera dictó una providencia para dejar constancia de que efectivamente se le detuvo y puso a disposición judicial. El expediente de extradición está, no obstante, finalizado. Lo que queda consiste en ejecutar la resolución fallida con su fuga, es decir, subirle a un avión rumbo al tribunal de Florida que le reclama.
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