Luego de las elecciones regionales en 1989 vino el proyecto de descentralización en Venezuela; el cual daba poder propio a los estados en el país. El mismo inició con críticas que se han mantenido hasta el día de hoy.
En principio era que cada estado manejara sus recursos y riquezas propias; ya con esto se descongestionaba los trámites de mandar dinero desde Caracas; el proyecto era que cada región tuviera poder y decisiones.
Pero los gobernadores que no eran de Acción Democrática tuvieron un punto en contra; ya que recibirían menos asignación de recursos. El proyecto inició de lleno en 1990 y el primer periodo iba hasta 1993.
Carabobo dio un ejemplo propio de lo que era el proyecto con el manejo de los recursos; aparte de eso la creación de institutos y secretarías regionales; los cuales daban más firmeza a la descentralización.
Pocos estados supieron cómo manejar el poder dado a las regiones. De hecho, el proyecto que había empezado con el pie derecho tuvo apoyo por parte del gobierno de Pérez; pero desde el Congreso habían muchas diatribas. Se dijo algo tan fuera de base como que el país se iba a separar; incluso Rafael Caldera en su segundo gobierno calificó el proyecto como «republiquitas».
La descentralización en Venezuela y el enemigo que hay
Uno de los enemigos que ha tenido este proyecto desde su creación es la asignación de recursos; en aquellos años los mismos eran muy pocos y aun con eso muchos estados salieron adelante.
Se crearon oficinas de atención a las personas y comunidades donde las gobernaciones de Carabobo y Zulia buscaban protagonismo. Luego con el pasar de los años este proyecto ha cambiado mucho; pero debería de someterse a un fortalecimiento.
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