Valencia estaba convulsa en aquel diciembre del año 1999, la hermosa cantante de la tasca se había hecho famosa por sus curvas y su belleza. Antonio inventaba lo que fuera para ir a verla y observarla.
Pero no solo el contador público estaba listo para admirar su belleza, aquel lugar se llenaba desde el día jueves hasta el sábado. La misteriosa mujer era una de las más esperadas por interpretar canciones de Diveana, Natusha y hasta de Las Chicas del Can.
El merengue iluminaba el lugar mientras Antonio disfrutaba de tragos y de admirarla mientras en una pista improvisada se veían a varias parejas bailando. “Ya venimos mi querida gente de Valencia”, decía la hermosa cantante.
Antonio se quedó paralizado cuando la mujer se acercó y le dio la mano… se sintió grande en aquel lugar. Pudo admirar su cabello, su ropa y como estaba vestida esa noche. ¿Y ahora? Dijo el contador aquella noche decembrina.
Mientras los otros hombres que estaban en el lugar le aplaudían ya que poco bajaba la cantante a conocer a alguien. Aquella noche se había enamorado de aquella mujer la cual admiraba desde la primera vez que la vio cantando.
La hermosa cantante de la tasca
Diciembre fue para Antonio el mes de conquistarla en apenas días, se lucía con ramos de flores, además de irse con ella luego de cada show. Estaba sorprendido de aquel amor que había logrado en aquel mes.
“No sé quién eres, ni de donde saliste, pero quiero la vida contigo”, decía la bella cantante. Pero en el frio mes de enero todo cambiaría… “nos veos luego del 10”, le dijo la mujer. Pero la tasca abría y la dama del canto nunca regresó.
Desde aquella noche cambió todo para Antonio quien más nunca vio a aquella dama la cual maravillaba desde la tarima de aquella pequeña tasca. Aun ronda los lugares buscando aquel amor que nunca más volvió a tener…
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