El pueblo de La Sabana se fijaron una meta de hace años: convertir sus playas en un lugar seguro para que las tortugas marinas depositen sus huevos.
La Sabana, es una de las 7 poblaciones que integran la parroquia Caruao del municipio Vargas en el estado La Guaira.
No siempre fue así. En el pasado, recuerda Pedro Luis Pérez Izaguirre, vecino de la zona, había quienes «maltrataban» a estas especies en peligro de extinción.
A los huevos «se los comían, y también la carne de la tortuga la comían», «Comían huevos y carne de tortuga».
Estas no son las únicas amenazas que enfrentan las tortugas marinas cuando llegan a esta costa a desovar:
Las actividades de los turistas en vehículos todo terreno y el comercio de arena en las playas también amenazan, y en muchos casos a veces destruyen, este lugar de anidación y, en muchas ocasiones, hacían que se perdieran los preciados huevos.
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Ante esta situación, Pérez Izaguirre decidió ponerse a trabajar y creó la Fundación Luz Marina, una fundación que tiene como objetivo garantizar que las tortugas marinas puedan desovar de manera segura y continuar este proceso hasta que estas crías de tortuga eclosionen de los huevos y entren al agua.
«Ver un animal tan grande, una tortuga marina viniendo a desovar, es algo realmente único y te llena de energía», dijo Pérez. A través del trabajo que él y otros miembros de la comunidad están realizando como parte del Proyecto de Conservación de Tortugas Marinas.
La comunidad ha aprendido a proteger una especie que ha habitado nuestro planeta durante 110 millones de años.
«Los niños están decididos», afirmó Argenis Pantoja, conservacionista de la fundación, calificando de «bendición» que las tortugas lleguen a la costa.
De hecho, cuatro de las siete especies de tortugas marinas existentes se reproducen en La Sabana: tortugas verdes, tortugas bobas, tortugas bobas y tortugas bobas. Todos ellos están en peligro de extinción.
Proteger los huevos
En el momento en que una de las tortugas llega a la playa, los miembros de la fundación inician un trabajo muy importante: encontrar nidos que estén en peligro de dañarse, rescatar a las tortugas y trasladarlas a viveros, donde permanecerán unos días. . otros 55 días hasta que las crías estén listas para nacer.
«Son criaturas frágiles y hay que saber manejarlas», dijo Braulio Castillo, conservacionista de la fundación.
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