Trabajar la madera es una de las actividades más antiguas de la historia humana, y naturalmente, el tallado de la misma ha evolucionado con el pasar de los años, es así como nace la figura del ebanista. Un ebanista, más que un carpintero, es un artesano, un artista, un creador, es esa persona que puede darle vida útil o decorativa a distintos materiales naturales, un ebanista es Luis “Pichón”.
Don Luis Sandoval, hombre alto, de piel trigueña y ojos expresivos, mejor conocido como “Pichón” por sus vecinos de la comunidad Zanjón Dulce, en el eje de la Carretera Vieja de Tocuyito, y por todos aquellos que han admirado sus incontables obras, moldeadas tanto en madera, como en piedra.
“A mi casi nadie me llama por mi nombre; los compañeros y amigos que han visto mis trabajos me dicen que yo tengo que llevar mi apodo en grande, porque le he echado pichón a todo lo que he creado”, resaltó.
Este personaje nació por allá en 1948 y se crió en el sector La Candelaria, del municipio Valencia, pero a finales de los años 70 se mudó a Libertador, tierra en la cual afirma que se quedará hasta el día de su muerte, porque fue aquí donde encontró el espacio y los materiales necesarios para construir el hogar de sus sueños, uno repleto con todas sus creaciones.
“Yo empecé con la ebanistería como a los 10 años y a mí nadie me enseñó. Mi papá trabajaba en un aserradero y yo me iba con él a observar. Cada objeto que yo hago es diferente a los demás, siempre un poquito más bonito, eso sí, pero diferente a los demás, nunca iguales”, enfatizó.
Innovar, formar, regalarle vida y sentido a cosas trabajadas en madera o piedra, es la pasión que desde muy pequeño se cultivó en el corazón de “Pichón”, quien afirmó que prefiere estos materiales porque así sus obras se conservan a través del tiempo.
Oficios que recuerdan de dónde venimos
Luis Pichón afirma que una de las claves para cumplir las metas de la vida, es estar convencido de poder hacerlo, ya que la gente siempre le decía que estaba loco por querer decorar su casa con piezas de madera, hacer su propio juego de cuarto, de sala, de comedor, hoy orgullosamente puede decir que con mucho esfuerzo y constancia lo ha conseguido; casi todo lo que encierran las paredes de su hogar, tienen el sello de sus manos. “Ahora las personas vienen a visitar la casa del loco para apreciar todo lo que allí se encuentra”.
Algo que caracteriza a este hombre es que sus trabajos los hace con el fin de ser contemplados, más no comercializarlos, pues su deseo es dejar un legado a las futuras generaciones y ser recordado como aquél amante de la naturaleza y del arte que siempre ha sido.
Con los pies puestos sobre la tierra
Luis Sandoval destacó que todas sus obras son previamente planificadas y diseñadas, para que la improvisación sea mínima, por lo que siempre inicia con una maqueta pequeña de lo que quiere hacer, para luego elaborarla en su tamaño real.
Entre sus piezas más resaltantes, “Pichón” destacó un cañón enorme de madera, que frecuentemente es utilizado en la escenificación de la Batalla de Carabobo, también tiene tres grandes piedras de río, en las que esculpió un cuatro, un arpa y unas maracas, pues él dice que le debe mucho a la música llanera, debido a que diversos artistas de este género musical le brindaron un gran apoyo en su juventud.
Esta emblemática casa ubicada en el seno del municipio Libertador fue decretada como museo por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, motivo por el cual ha participado en innumerables exposiciones artísticas, lo que sin duda es un premio a la constancia de aquél “Pichón” que soñó y se esforzó hasta construir su propia realidad y hasta convertirse en una prueba viviente de que soñar es el inicio de las grandes cosas.
Con información de Prensa Alcaldía de Libertador