Germán, Augusto y César eran tres famosos trillizos que vivían en el centro de la capital; eran conocidos como Los Dandy Boys de Caracas. En el año 1967 eran unos jóvenes que querían dinero; y la mejor forma de obtenerlo era robando carros.
Cuenta la historia que Steve Jaileen era amigo de la familia reclutó a los tres jóvenes con el objetivo de negociar carros. Jaileen había sido además un famoso ladrón en Inglaterra y París; que por cosas del destino llegó a Caracas.
Estaba obsesionado con el robo de carros y era un experto en burlar a las autoridades. La capital estaba naciente nueve años después de la caída de Pérez Jiménez; habían llegado además personas del extranjero; entre ellos Jaileen quien decía que Caracas era un paraíso.
Con un idioma castellano a medias enseñó a los jóvenes una técnicas de evadir los nervios para poder cometer delitos; el sujeto había aprendió mucho en Europa; y decía a los jóvenes que el robo de carros era un negocio lucrativo.
Los llamó Los Dandy Boys a los tres le mandó a hacer trajes de cuadros con gorros y hasta bastones; para que parecieran personas inglesas. La mamá de los muchachos de 19 años estaba orgullosa de sus hijos; y llamaba a Jaileen “compadre”; ya que este pondría a trabajar a los muchachos en negocios de carros.
Yelitza, mamá de los jóvenes nunca pensó que el hombre estaba sumergiendo a los muchachos en malos negocios. Les enseñó como poder abrir los carros, aparte de cómo poder robar una cartera; les decía en un escueto español que eran muy buenos para el robo.
Los Dandy Boys y los robos
Los hizo jurar entre los tres que jamás revelarían los secretos de cómo robar; Jaileen andaba en aquellos años con saco y corbata por las calles de Caracas. Adoraba entrar a los bares por un trago mientras decía palabras en su natal idioma.
Decía luego de pedir un trago y andar elegantemente vestido en un bar; “Caracas the city of beautiful women and car thefts … how I like this city”; (Caracas la ciudad de las bellas mujeres y los robos de carros… como me gusta esta ciudad).
Enseñó a los Dandy boys que tenían que vestirse de manera elegante a la hora de llevarse los carros. Era obligatorio andar de traje a cuadros y corbata como andar perfumado; esto podría burlar a la policía. Nada de barbas, todo lo contrario tenían que andar afeitados.
Los muchachos eran de tez blanca y bien parecidos, “de esa manera pueden burlar a la policía”; decía Jaileen. Les enseñó a hablar y a poder andar con serenidad pese a andar en malos pasos; “son mi mejor obra, son criminales nuevos” decía sonriente Jaileen.
Expertos en trácalas
Los muchachos comenzaron en el negocio del robo de carros como a atacar en otras áreas; entre ellas el famoso paquete chileno el cual era colocar recortes de periódicos con billetes. Jaileen veía que tenía un negocio muy lucrativo y que era solo soñando que volvía a Inglaterra.
Los muchachos tenían de cabeza a las autoridades mientras las personas reclamaban por el robo de carros. El inglés decía en el bar “oh que peligrosa se ha puesto esta ciudad”; cuando el mismo se estaba haciendo rico con el negocio.
La policía encontraba a los muchachos con carros y los uniformados se sorprendían de cómo estos hablaban. “Eran muchachos distinguidos, no creemos que anden robando carros”; cada vez era más frecuente el robo de vehículos en 1967.
Jaileen les enseñó a jugar con cartas y a hacer trampas en el juego y las apuestas de esa manera siempre ganarían. De esa manera aparte de robar carros estos siempre estaban “jugando barajas”; “somos buenos para los juegos”, le decían a Jaileen.
Con sombreros de copa y vino
Jaileen y los Dandy Boys celebraban por las altas ganancias del robo de carros y como habían hecho una organización. Los jóvenes eran unos ladrones ocultos y tenían mucho dinero escondidos en los cuartos.
El presentimiento de la abuela Petra
La abuela Petra sabía que los muchachos estaban negocios raros ¿ustedes no trabajan y de dónde sacan dinero?. “Andan en buenos trajes y en carros lujosos, hablan hasta dos idiomas”. “No pienses mal mamá, mis hijos están con mi compadre un inglés que sabe de negocios”; decía Yelitza.
“Cuidado con esos negocios hija, esos muchachos dicen que son ladrones, son los más famosos de Caracas. Le tienen hasta apodos, como hacen para burlar a la policía no lo sé; pero andan en negocios con carros, cuidado y no tienen un castigo de Dios”; decía la abuela Petra.
La noche de la celebración
El 29 de julio de 1967 era la famosa reunión en horas de la noche Jaileen esperaba a los Dandy Boys incluso a otros muchachos más. “La organización la vamos a hacer crecer habrá robos de carros y otras cosas; vamos de frente con una mafia”, decía Jaileen.
Mister Jaileen esperaba por los muchachos a las ocho para una cena en su casa en Caracas; en una especie de sótano donde tenía de todo. “Hay vino, champaña, buena comida, hoy es la reunión”.
Pero cuando destapaba una botella de champaña y brindaban el suelo comenzó a estremecerse; y las paredes a caerse. Los Dandy Boys y Mister Jaileen morían además junto a otros tres jóvenes; que entrarían en el robo de carros, todos morían sepultados.
La mamá de los jóvenes se sorprendió además de ver como salían las pacas de billetes de los escondites de las paredes; se quedaba a asombrada de cómo el terremoto de Caracas sacaba la verdad en su casa.
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