Karina y José Alberto se mudaron felices, estaban recién casados, pero no se esperaban escuchar los extraños pasos en el apartamento de arriba. El matrimonio había hecho un gran esfuerzo durante años y compraron el lugar.
Este era uno de los edificios más bonitos de la ciudad, pero esa misma noche que llegaron sintieron a las once de la noche como si alguien arriba corriera. “Oye esos pasos, corren rápido verdad”, dijo José Alberto.
Karina no prestó atención, tampoco quisieron ver si en el apartamento había personas. Karina se quedó ese lunes debido a unos días libres pero se sorprendió del ruido en el piso del apartamento.
La preocupación se hizo mayor cuando José Alberto escucha como si arriba estuviesen rodando un mueble. Enseguida subió pero le sorprendió ver que el apartamento estaba con las puertas cerradas y con signos de que desde hace tiempo no habían personas.
Igualmente tocó el timbre, pero sin que nadie saliera, una persona del mismo piso le dijo de forma mal encarada… ¡ese apartamento está solo!. José Alberto quiso preguntarle pero la mujer de avanzada edad le cerró la puerta.
Los extraños pasos en el apartamento de arriba
Karina y José Alberto sintieron esa noche como si en el mismo apartamento de ellos en el quinto piso corría alguien. Pero al observar los pasillos y la sala se dieron cuenta que no había nadie en el lugar.
Nadie en el edificio, por ser nuevos quería hablarles. “Esta gente como que le habla a nadie”, dijo Karina. Todo se estaba volviendo para ellos una incógnita, hasta que una mujer les dijo lo que había ocurrido.
“Ese apartamento está solo, allí vivía una familia, pero luego desde hace diez años desaparecieron. Allí se escuchan ruidos extraños, además de gritos y personas que lloran, pero allí no hay nadie”. José Alberto y Karina prefirieron mudarse poco tiempo después de ese edificio.
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