En el campo de los suplementos nutricionales, pocos minerales han capturado la atención como el magnesio. Miles de publicaciones en redes sociales lo proclaman como la cura para todos los males; se dan recetas, se recomienda dónde comprarlo, cómo tomarlo y hasta profesionales de la salud lo confían para diversas dolencias. Pero, ¿cuánto hay de cierto en todo esto? ¿Es realmente un mineral milagroso que todos deberían tomar, o es una tendencia que podría tener sus riesgos?
El magnesio (Mg) es un mineral esencial que el cuerpo humano necesita para funcionar correctamente. No es producido por el organismo, por lo que debe obtenerse a través de la dieta o mediante suplementos.
Su trabajo es fundamental, ya que participa en más de 300 reacciones bioquímicas del organismo. Esto significa que está involucrado en una enorme cantidad de procesos vitales, tales como la función muscular y nerviosa. Ayuda a la contracción y relajación de los músculos, la transmisión de impulsos nerviosos y la regulación del ritmo cardíaco.
¿Dónde encontrar magnesio?
La buena noticia es que el magnesio abunda en muchos alimentos que puedes incluir en tu dieta, tales como los vegetales de hoja verde (espinacas, acelgas, col rizada).
Asimismo, está presente en los frutos secos y semillas: almendras, nueces, semillas de calabaza, chía; en las legumbres: frijoles, lentejas, garbanzos; en los granos integrales: arroz integral, quinoa, avena; en el chocolate negro, aguacate y plátano.
Aunque una dieta equilibrada es la mejor fuente, en algunos casos, los médicos aseveran que se requiere la suplementación que podrás adquirir en la farmacia. La Organización Mundial de la Salud recomienda que los adultos consuman entre 310 y 420 miligramos de magnesio al día, según la edad y el sexo.
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