Soplar el sacapuntas... ¿mito o realidad?

Seguro cuando estabas en la escuela escuchaste la frase casi con advertencia que decía “no debes soplar el sacapuntas”. De hecho se soplaba este útil instrumento para poder limpiarlo de los restos del lápiz, pero eso no era recomendable.

Para muchos era un mito, para otros una realidad, los sacapuntas de hierro eran y siguen siendo los más populares. Estos tienen una frágil hojilla la cual podía dañarse con el agua, como con la saliva.

Esto incluso era dicho por los mismos profesores y maestros, que estaban a favor de que nadie soplara el sacapuntas del compañero de clase. De hecho, era lógico que muchos estudiantes colocaban el borrador y al lado de este el instrumento para sacar puntas.

Generalmente, las niñas más ordenadas del salón eran muy delicadas con sus cosas y no le prestaban a nadie el popular “saca”. Ya que esto era un instrumento preciado y muy valioso el cual te acompañaba en todo el año escolar.

Soplar el sacapuntas ¿mito o realidad?

Pero esto en sí no es un mito, es toda una realidad debido a que si se dañaba la frágil hojilla del sacapuntas si lo soplaban directamente. Esto por un proceso de química que hay en la saliva y que daña la hojilla.

“Es cierto, pues la saliva tiene una sustancia llamada ptialina, que acelera la oxidación del metal de la hojilla del sacapuntas”; comenta uno de los usuarios en la red social Twitter en torno a la pregunta.

De hecho, desde primer grado era como una norma que se extendía por todos los años escolares. Una medida la cual era acatada por todos los que estaban en el salón de clases atentos siempre a la mirada del maestro.

El cual vigilaba también que nadie ejecutara la medida de dar el soplido al sacapuntas. Muchos incluso usaban el popular “portaminas” con el fin de no gastar en un lápiz y mucho menos en un “saca”.

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