Pocas horas habían transcurrido del 2017 en aquel solitario club de Valencia, El vigilante Eleazar Bustillos escuchaba personas en la sala de aquel reconocido lugar. Eran las tres de la madrugada cuando vio en el reflejo a una mujer en medio de la sala.
Eleazar tenía miedo de acercarse mientras que los perros afuera del recinto ladraban seguidamente. Veía en el reflejo de la luz a la figura de una mujer en medio de la sala, la cual flotaba a centímetros del piso.
Se frotaba los ojos para tratar de observar bien lo que pasaba en el lugar pero mientras que intentaba alumbrar con la linterna pero esta fallaba. “Pero que le pasa a la linterna si las pilas están nuevas”.
Eleazar escuchaba como aclamaban a la mujer, entre murmullos y risas retumbaban desde aquella sala. Sentía su cuerpo paralizado por el miedo mientras veía la extraña figura en aquel lugar.
El club de Valencia y la novia
Eleazar escuchaba como si de repente los murmullos subían más en aquella sala que permanecía oscura. “Ni cuando estaba en el cuartel veía estas cosas”, decía el centinela oriundo de Yaracuy.
Se persignaba mientras nuevamente veía el reflejo de la figura vestida de novia en la sala. “Padre nuestro que estás en el cielo…”, rezaba el hombre mientras los murmullos y aplausos se disipaban en la oscura sala.
Escuchaba a lo lejos unos cohetes que quedaban rezagados del año nuevo mientras un carro negro con un ensordecedor reguetón pasaba por la solitaria calle. Eleazar veía que en el salón reinaba nuevamente la tranquilidad.
Mientras los perros que estaban el calle se asomaban intranquilamente por el portón como buscando algo. Eleazar volvía a alumbrar parte de la puerta principal con la linterna, mientras veía que avanzaba la madrugada.
La llegada de Juan
Juan José, el otro de los centinelas llegaba el primero de enero en la bicicleta faltando diez minutos para las seis de la mañana. Encontrando a Eleazar más trasnochado de lo normal… “Feliz año hermano… usté como que no durmió”… le dijo.
“No te dijimos nada, porque tú y que no creías en eso”. “Cuentan que una muchacha que estaba por casarse y que iba a celebrar la boda en este club, la dejó el novio horas antes. Desde allí cuentan que los ruidos que se escuchan es ella”.
Juan seguía con el relato a Eleazar… “de hecho la mujer que dicen que sale en la piscina es esa joven”.
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