El corto recorrido que hizo el Papa Francisco en el papamóvil este sábado en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín antes de oficiar la misa campal desató la euforia de la multitud que por horas lo esperó bajo la lluvia.
Tras el saludo con el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, quien le entregó las llaves de la ciudad, un poncho y un carriel paisa (bolso en cuero característico de esta región), el sumo pontífice se mezcló con la gente, pese al retraso en la agenda porque las malas condiciones climáticas hicieron que llegara vía terrestre y no en helicóptero, como estaba previsto.
De todos los rincones llegaron peregrinos, con distintas peticiones y expectativas sobre el encuentro con el papa argentino, que a su llegada lució muy paisa con el sombrero aguadeño que también le obsequiaron y que usó por unos minutos.
«El Papa transmite mucha esperanza y alegría con sus mensajes», dijo a Efe Bibiana Carrillo, líder de un grupo de 40 personas que se desplazó hasta Medellín desde las poblaciones de Chinácota y Pamplonita, en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela.
En otro espacio, mucho más cerca del altar rodeado por coloridas silletas de flores, donde estaban decenas de estudiantes que por sus buenas calificaciones lograron un lugar de privilegio en la eucaristía, también se emocionó Wilfrido Usuriaga, oriundo de Puerto Tejada (Cauca), en el suroeste del país.
Este joven afrodescendiente formado en Yondó (Antioquia), reconoció el momento vivido como «la mejor forma para que nos encontremos en nuestras diferencias«.
Usuriaga, primo del desaparecido futbolista colombiano Albeiro «El Palomo» Usuriaga, que triunfó con Independiente de Avellaneda en Argentina en la década de los 90, manifestó que el saludo del Papa y las palabras iniciales lo llenaron de optimismo frente al futuro de un país que busca reconciliación tras la firma de la paz.
Entre la multitud también se mezclaron venezolanos, que viven un nuevo comienzo en Medellín tras escapar de la crisis de su país, y otros que vinieron para ver al papa procedentes de ciudades como Barquisimeto.
Entre ellos, un grupo de 30 personas del Movimiento Regnum Christi, que cuenta con consagrados y jóvenes que se encargan de hacer misiones y diferentes trabajos de apostolado.
Junto a su bandera y cargados de esperanza, salieron el jueves de Venezuela para encontrar un bálsamo en las palabras del sumo pontífice.
Con información de El Nacional