Sergio, el falso médico… era una persona que quería estudiar medicina pero odiaba las matemáticas. ¿Por qué tienen que dar tanta matemática? Decía frente al espejo; dos veces intentó buscar cupo en la Universidad de Carabobo pero lo rechazaron.
Luego intentó en inscribirse en Maracay donde empezó a estudiar veterinaria, pero poco duro. Al cabo de unos meses estaba en su casa, pero con el pasar de los años optó por ir viendo en internet tutoriales de medicina. “Ya con esto soy todo un médico, es que no deberían de dar tanta matemática; en youtube está todo”; decía Sergio.
Le gustaban las batas blancas, colocarse lentes dejarse la barba y ver cuanta serie de televisión de hospitales había. Para la vida que quería llevar, Sergio entró a trabajar en una clínica y lo hizo en el área de mantenimiento y limpieza. “Ya aquí puedo decir que soy médico, voy a aprender más”; dijo.
Como trabajaba en mantenimiento tuvo oportunidad de disfrazarse como médico y decir en el barrio que era ya un doctor; “Llegó el doctor”… decía Alberto el bodeguero quien le creía cuanta historia contaba Sergio.
“Lo que no me está gustando es cuando la gente me pregunta de algunas enfermedades, se complica la cosa”; decía al llegar a casa. Vivía solo, pagaba un cuarto y las personas en la pensión lo buscaban por ser médico. “Ese muchacho si sabe”, decía una de las vecinas del sector.
Sergio, el falso médico
Pero quería llegar más lejos con el teatro que estaba montando. Sergio escuchaba a los médicos hablar que en Instagram podrían colocar propaganda; de esa manera se daban más a conocer. “Claro eso es lo que tengo que hacer, en Instagram fotos y todo con el logo de la clínica”; decía Sergio.
Se sorprendió cuando su amigo Carlos le dijo: “mi pana yo tengo un amigo que hace buenas fotos, consíguete unas batas de médico y listo; cuadramos unos reales”. Sergio veía como su proyecto de ser médico estaba dando frutos muy rápido. Lo llamaban de todas partes e incluso cuadró un horario de la clínica y dijo que estaba estudiando medicina.
Como en la clínica tampoco le averiguaban la vida y menos si tenía redes sociales, Sergio podía estar jugando al médico tres veces a la semana. Iba veía personas con algunas enfermedades, pero los familiares de los pacientes se sorprendían que siempre recetaba lo mismo. Confiaban en el, ya que colocaba el logo de una clínica, sello y firma. Incluso afirmaba que era parte de la directiva del centro de salud; su fama iba creciendo. “Que los dueños de la clínica nunca me descubran… y digan Sergio el falso médico, me hundo”
“No es que he hecho grandes cantidades de dinero”, le decía Sergio a Carlos. “Pero debo cuidarme tu sabes cómo es todo”. “Tranquilo ¿Quién te puede descubrir?, además en la clínica te tienen como estudiante de medicina, vas es bien papá, reúne más plata”, decía Carlos.
Un día lo llaman a su celular para que viera a una paciente de 74 años la cual había sufrido una crisis hipertensiva; pero se equivocó en administrar las dosis debidas. “Doctor usted es bien pirata, mi mamá se ve muy mal ahora”; le dijo una de las hijas de la abuela.
Al descubierto…
Su fama había crecido, pero por otro lado la gente hablaba que no sabía nada de medicina. Incluso se sorprendió cuando vio a la hija de la abuela de 74 años preguntando por él en la clínica; su sangre se le heló de los nervios. “Dios mío, que hace esta mujer aquí”.
La dama insistía que él era médico mientras que en información le decían… “Señora el señor Sergio trabaja en mantenimiento, no es médico”. El personal médico decía “el no es médico él está en el área de limpieza”.
En recursos humanos enseguida pasaron la novedad, mientras Sergio salió como pudo por otras áreas de la clínica. En el centro de salud decían ¿cómo un barrendero se hace pasar por médico?
Sergio el falso médico, se sorprendió de que en horas sus fotos y pacientes contaran todo a las autoridades; en unos días le dieron captura en Maracay.
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