Era un domingo de febrero de 1967, a las seis menos diez de la tarde, exactamente, Violeta Parra ya llevaba algún tiempo con la idea de irse de este mundo por voluntad propia. Se encontraba destrozada por la por la muerte de su hija menor y la separación de su gran amor. Desanimada, sin visualizar otra salida, tomó un revólver de su propiedad, lo situó sobre la frente, en su sien derecha y apretó el gatillo. Murió instantáneamente, claro.
Violeta del Carmen Parra Sandoval nació un 4 de octubre de 1917, en San Carlos, Chile. Considerada como una de las folcloristas más importantes de América y fundadora de la música popular en su país, Violeta exploró varias orillas del arte, desde la pintura hasta el bordado y la cerámica. Su aporte para el capítulo del arte es trascendental e inspirador para las futuras generaciones de músicos.
Su vida se complicó en 1931 con el fallecimiento de su padre, la situación económica de la familia Parra empeoró por lo cual Violeta acepta la invitación de su hermano Nicanor para vivir en Santiago, la capital. Allí continúa sus estudios en la Escuela Normal Superior de Niñas, que prontamente abandonaría al definir que era el canto y no la escuela lo que despertaba su pasión e interés. Empezó entonces a cantar en bares y pequeños teatros de barrio acompañada por su hermana Hilda.
En 1938 se casó con el empleado ferroviario Luis Cerceda con quien tuvo dos hijos, Ángel e Isabel. Violeta viajó a Argentina En 1961 y a Helsinki (Finlandia) para participar en el VIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Después, recorrió la Unión Soviética, Alemania, Italia y Francia, donde se instaló en París. Allí cantó en el Barrio Latino y dio recitales en Teatro de las Naciones de la Unesco, actuó en radio y televisión junto a sus hijos, bordó arpilleras e hizo esculturas en alambre.
En junio de 1965, Violeta regresó a Chile. A fines de ese año, instaló una gran carpa en la comuna de La Reina, con el plan de convertirla en un importante centro de cultura folclórica, junto con sus hijos Ángel e Isabel y los folcloristas Rolando Alarcón, Víctor Jara y Patricio Manns, entre otros. Pese a su sueño de convertir la carpa en un referente para la cultura de Chile, la respuesta no fue muy motivadora y el público no la apoyó.
La indiferencia del público chileno fue uno de los factores que desencadenó su muerte. El final de su relación con Gilbert Favre, quien se marchó a Bolivia en 1966, originó una de sus canciones más conocidas, Run Run se fue pa’l norte, y la dejó en un estado de ánimo muy vulnerable. Lo fue a ver a Bolivia y lo encontró casado.
Tras varios intentos, Violeta Parra se suicidó a los 49 años en la carpa de La Reina el 5 de febrero de 1967, dejando su legado artístico a Chile y al mundo.
Con información de Colombia Informa