La hegemonía del cabello liso continúa imponiéndose contra el cabello afro en Venezuela. El censo de 2011 arrojó resultados significativos en relación a este rasgo físico. El 51,6 % de la población se autodefinió como morena; 2,8 % como negra y 0,7 % como afrodescendiente. Tomando en cuenta estas cifras, ¿por qué no predomina el cabello afro?
Según Meyby Ugueto-Ponce, psicóloga social comunitaria «el cuerpo es el primer signo, la referencia externa, que hace que la violencia se exprese». El cabello, el color de piel, los labios, la nariz, la estructura ósea y física son también representaciones. Implican “un rechazo, una categorización y, en consecuencia, prácticas internalizadas de discriminación».
Cabello afro e identidad
Esta afrovenezolana explica que el cabello, el color de piel, los labios, la nariz, la estructura ósea y física «muestran una historia y un simbolismo que implica un rechazo, una categorización y, en consecuencia, prácticas internalizadas de discriminación». El cabello afro es un campo de batalla de la identidad. «Hay un bombardeo hacia la estética de las mujeres afro, hacia su amor propio, que busca la negación de quiénes son, de su ser».
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La preocupación por «disimular» el volumen del cabello afro, según afirma Meyby, se ve incluso en las cremas alisantes. Estos productos prometen «aplacarlo» en sus etiquetas, domar su acento simbólico. No obstante, más allá de las consideraciones estéticas, entran en juego otras implicaciones más profundas. «Contener el cabello voluminoso es una asociación psicológica. Se equipara con sentirse capaz, con tener las condiciones, las competencias, la realización personal y familiar».
Los episodios de discriminación pueden ocurrir dentro de la familia, de trabajo o en el entorno. Pasan por comentarios donde se asocia al cabello afro con el descuido, el vello púbico, la pobreza y la inferioridad.
Asunto de actitud
De acuerdo a esta psicóloga social, la actitud y el alisamiento se encuentran relacionados. Un video con una mujer luciendo el cabello en las versiones afro y alisado mostrará esta relación.» Su postura corporal y su relato de vida es completamente diferente cuando empiezan a asumir su cabello natural».
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Durante la colonia, las cabezas de los africanos eran rapadas «para quitarles su propia cultura e identidad», recoge la página Afroféminas. El trenzado se convirtió en una alternativa frente a este despojo pero las marcas de la discriminación persisten hasta nuestros días.
