Cuando la cosmóloga Katie Mack piensa sobre el fin del universo, la inunda un sentimiento de paz. «Hay algo en aceptar la transitoriedad de la existencia que te libera un poco», le dijo a la BBC, que recoge en un artículo sus reflexiones sobre el último capítulo más vasto que concebimos.
La Cosmóloga Teórica y Profesora de Astrofísica todavía recuerda vívidamente la primera vez que fue consciente de que el universo podría terminar en cualquier momento. Se encontraba con un profesor y unos compañeros en la universidad.
«Estaba sentada en el piso de la sala del profesor Phinney con el resto de mi clase de Astronomía durante nuestra noche de sobremesa semanal. Mientras tanto el profesor estaba con su hija de 3 años en el regazo», escribe en su nuevo libro, «El fin de todo».
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Allí se enteró de que los científicos no tienen la más remota idea de por qué el universo se expande de la manera en que lo hace. Y eso quiere decir que tampoco pueden afirmar que el espacio no empezará a desgarrarse violentamente en cualquier momento.
Fin del universo personal
Mack asimiló el fin del universo como un asunto personal. El universo entero tiene estos procesos que ocurren todo el tiempo, pero que en principio también le podían ocurrir a ella, a todos. “Me encuentro en el universo y no tengo manera de protegerme de todo esto», cuenta.
«Una de las cosas que busco con este libro es compartir un poco ese terror, que puede parecer mezquino, pero es para ayudar a la gente a tener una conexión más personal con lo que sucede en el universo», agrega.
Cuando supo que Stephen Hawking se catalogaba como un cosmólogo, supo «lo que quería ser». Lo que la condujo por ese camino, en cambio, fueron «todas las cosas raras». «Todas estas cosas que te tuercen el cerebro como agujeros negros y el espacio tiempo».
Después de acumular 350.000 seguidores en Twitter, Mack ha perfeccionado su habilidad de dirigirse a personas con mentes no científicas a las que está dirigido su libro. Palabras sencillas como «muerte térmica», son fáciles de entender, y eso es bueno porque es el escenario manera más probable para el fin del universo.
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«Es la idea de que el universo se expande y expande hasta que se enfría y todo se descompone y se desvanece», comenta Mack. Sin embargo la cosmóloga reconoce que no es la «probabilidad más fascinante».
«La que encuentro más divertida es la descomposición de vacío. Tal vez ese no sea el adjetivo que debiera usar con respecto al fin del del universo, pero el concepto es divertido. «Alteras algo en las ecuaciones y de pronto encuentras que es posible que algún tipo de burbuja de la muerte se materialice en alguna parte del universo y que se expanda a la velocidad de la luz destruyendo todo».
En cualquier momento
«La única cosa que nos hace dudar que sucedería es que existe en ese ámbito donde no podemos poner a prueba ningún aspecto de la teoría. Así que no sabemos si algo teoréticamente cambiaría en esta situación de alta energía», expresa. «Probablemente no va a suceder en los próximos trillones y trillones y trillones de años. Pero técnicamente el fin del universo podría suceder en cualquier momento».
Esas proyecciones científicas nos pueden dar, según Mack una perspectiva aliviadora sobre lo que realmente somos. Una distancia que nos permita evaluar nuestro sentido de permanencia y nuestro vano afán de eternidad.
«Muchos aspectos de la vida moderna están diseñados para tratar de convencernos de que estamos completamente seguros, protegidos y en control de todo lo que nos rodea. Y eso simplemente no es cierto.
Evidentemente el mundo atraviesa por una situación que está impulsando ese mensaje. Pero también desde una perspectiva cósmica, nosotros estamos dentro de este universo y tenemos que aceptar lo que nos vaya a dar».