Muchos consideran en Colombia que el vallenatero debe estar en la gloria al lado de Dios. Las aventuras de Diomedes Díaz fueron muchas en su natal Colombia. En los mercados lo recuerdan siempre por ayudar a los pobres.
Detestaba ver a las personas recoger las frutas y verduras que estaban dañadas para comer. Siempre dijo que quería tener dinero a montones para que esa gente no pasara hambre. El vallenatero se alegraba cuando le decían que esa gente lo quería.
Sus canciones llegaban a esa gente ya que mediante la venta de discos compactos la escuchaban en los mercados. Muchas personas humildes esperaban la jornada para recoger los tomates y las verduras dañadas.
Las aventuras de Diomedes Díaz
Un sábado luego de que venía de un toque en un club y traía dinero le pidió a su chófer que parara. “Compadre para la camioneta que yo le voy a dar un regalo a esta gente”; salió por el “quema coco” y saludó a las personas.
Con sus caras humildes y sus rostros famélicos las personas veían al vallenatero, enseguida todos vinieron corriendo. Hombres, mujeres y niños… “yo les voy a regalar algo pero se dejan de estar recogiendo eso que está dañao”; les dijo desde la camioneta.
“Estoy cansado de verlos allí recogiendo eso y cada vez que paso, están haciendo lo mismo”; les dijo el vallenatero, Lanzó los billetes al aire mientras las personas agarraban. En varios mercados siempre hizo lo mismo.
Para muchos es un santo
Desde ese momento las personas vieron al vallenatero como una persona buena y lo defendían siempre. Decían que tenían que haber más hombres como “el cacique de la junta”; desde allí le comenzaron a pedir y hasta prender velas.
Dicen que el vallenatero cumple favores y es especialista en curar los males de amor. Le piden éxitos, casas y hasta pagan misas por su descanso eterno. Las aventuras de Diomedes Díaz se cuentan por miles en Colombia.
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