Un matrimonio de Quito decidió a finales de los setenta adoptar a un pequeño; pero la historia de El Niño del Terror apenas empezaba; se iba a convertir en un asesino serial el cual lo recuerdan con mucha rabia en las calles de Quito.
Tenía todo a pesar de la sordera y la artritis de su madre y los negocios de su padre; el joven vivía bien. A los 15 años su mirada reflejaba un misterio como si se tratara de alguien con mucha maldad. Juan Fernando Hermosa era conocido como El Niño del Terror de Ecuador; había nacido un 28 de febrero de 1976 y lo dejaron en un centro de salud donde nació.
De hecho cuando era un adolescente no sabía que había sido adoptado. Comenzó asesinando taxistas solo por hacerse sentir; pagaba un traslado y estos aparecían misteriosamente muertos. Los mismos podían morir ahorcados o con heridas de bala.
Ya a los 14 años tenía una pandilla de al menos diez jóvenes quienes se dedicaban a cometer delitos. Estos le servían como si se tratara de un dios. Pocos sabían que un joven podía asesinar a mansalva y hacerlo de una manera limpia; de hecho sus padres jamás imaginaban que era uno de los más buscados.
Pero Juan Fernando no dejaba huellas todo lo contrario era una persona que mantenía una imagen limpia. Pulcra para las autoridades por eso costó tanto encontrarlo; ya a los 15 años confesó los crímenes que había cometido.
El Niño del Terror de Ecuador y los dolores de cabeza a la policía
Para 1991 era una especie de asesino peligroso el cual tenía que ser custodiado por al menos 100 hombres. Juan Fernando dio una entrevista donde contó a los medios sobre los asesinatos; lo habló como si se tratara más de un deporte que de otra cosa.
Taxistas, personas de confianza de la casa, entre otras murieron a manos del joven; Juan Fernando sembró el terror en la capital de ese país. la zona norte de Quito le temía al muchacho; ya que era la maldad pura.
Era ágil con las manos y podía desarmar a los custodios para luego terminar asesinándolos; así hizo muchas veces en los calabozos luego de que lo conocían. De hecho a Juan Fernando ni en los correccionales de menores lo aceptaban.
Se había vuelto un “gatillo alegre” asesinaba a homosexuales y taxistas; fue así como Juan Fernando asesinó a Charlie, su peluquero de confianza. Con su pandilla le quitó la vida a esta persona; con cinco tiros.
El enfrentamiento
Cuando estaba en casa fueron los policías a buscarlo en la balacera murió su mamá; Juan Fernando se midió a los policías. Lanzó una granada y esta tumbo una pared que dejó sin vida a los policías. Juan Fernando era uno de los criminales más buscados.
En prisión tuvo otra historia, su novia se encargó de burlar a los custodios con coqueteos, sonrisas y miradas; estos no se dieron cuenta de que la muchacha metió un arma. Juan Fernando se escapó de una penitenciaría en Quito.
Se volvió un síndrome
La rebeldía de Juan Fernando es considerada en Quito una enfermedad; pocos se atreven a hablar del tema y recordar la historia. El muchacho huyó a Colombia allá pagó una condena; hasta que recobró en libertad.
Se han hecho reportajes, escrito libros y hasta los psicólogos advirtieron como tratar con personas así. En Quito aun existe mucha rabia contra el joven Juan Fernando por los crímenes cometidos.
A los 20 años cuando parecía tener más espacio y libertad para sus andanzas se marchó a vivir con su padre; esto a una parte lejana de Ecuador. Pero un grupo comando desconocido dio con este y lo torturaron hasta morir; tenía las manos amarradas con alambre y recibió una descarga de tiros.
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