El 28 de julio de 1978 la avenida Andrés Bello de Caracas fue el escenario para el crimen del penalista. Ramón Carmona Vásquez era una abogado brillante en aquel tiempo; una persona justa; su pecado era el saber las tramas de corrupción de las altas esferas del poder.
Luchó contra todo en aquellos años, era una persona animada a la justicia; no lo hacía por protagonismo, lo hacía porque era una especie de esclavo de la verdad. El abogado quería justicia para el país.
Era 1978 un año convulso ya en el mes de marzo un animador y político perdía la vida. Renny Ottolina tuvo un accidente aéreo que a la fecha sigue siendo tema de conversación; por lo que se había convertido los asesinatos disfrazados.
El abogado Ramón Carmona Vásquez no temía a nada era una persona íntegra y luchadora; retaba a los enemigos y a los mensajes de amenaza que recibía. El país estaba gobernado por Carlos Andrés Pérez.
Había temor por lo que esto pudiera traer a las personas que hablaran del tema. El asesinato ocurrió una mañana pero los ejecutores dejaron muchos cabos sueltos.
El crimen del penalista
El abogado penalista el 28 de julio de 1978 lo iban siguiendo en un carro con tres sujetos. Hasta que lo interceptaron y lo obligaron a que se subiera a un carro. Pero Carmona se negó a hacer y recibió 15 tiros de una subametralladora.
Los noticieros mostraron una versión diferente a los hechos, la familia del abogado pedía justicia. De hecho comenzó una batalla la cual tenían que librar contra las autoridades; las cuales estaban inmersas en el problema.
No fue fácil ya que en aquel tiempo las armas la tenían algunos integrantes de la policía; y los tres sujetos que dispararon contra el abogado recibieron órdenes expresas. El objetivo era silenciarlo y que el tema quedara en el olvido.
Los sujetos eran integrantes del famoso Grupo de Apoyo Táctico Operativo mejor conocido como G.A.T.O. Eran los mismos que supuestamente llegaron a la avioneta donde murió Renny Ottolina.
Los secretos nunca se supieron
El abogado quien era entrevistado constantemente por los canales y emisoras de Caracas dijo tener pruebas fuertes. Pero estas nunca se descubrieron, todo lo contrario, estas quedaron sepultadas; en el silencio.
La viuda Gladys Jorge de Carmona le tocó durante tres décadas luchar por la justicia de aquel crimen. Tuvo treinta años de espera hasta que recibió la indemnización. Los que dispararon contra su marido pagaron una condena.
Pero el abogado murió sin lograr lo que quería para el país y lo que podía descubrir. De hecho muchos medios de comunicación de Caracas le dieron la espalda a la familia. Pero lograron que se hiciera justicia.
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