A María le gustaba la música urbana y quería bailar como en la televisión; vivía en el vecindario de Menca de Leoni en Guarenas; solo 12 años tenía. El padrastro era una especie de sombra en la vida de la pequeña.
María quería sonreír, pintar su vida, como hacen los jóvenes con sus sueños, con sus metas. Donde ellos son protagonistas en ese mundo hermoso y frágil; mundo en el cual pasas de ser niño a adolescente.
Lamentablemente los últimos cinco meses habían sido de pesadilla en la vida de la menor por los constantes abusos a las cuales era sometida. El padrastro fingía cariño, pero la maldad se escondía en el rostro de aquel sujeto.
Los malos tratos y el abuso a María se habían hecho constantes por parte del hombre; cada día parecía ir con más violencia sin importar nada. No había un límite para su maldad olvidando que era su padrastro.
Todo aquella vida se había convertido en una pesadilla para ambos, más en el urbanismo; que en 1977 tuvo un hecho similar. Esta vez la maldad estaba más cercana ya que era el encargado de María.
En 1977 el urbanismo marcó al país con un hecho de violencia hecho contra una infante; en aquella vez los titulares de sucesos señalaban al hombre. El mismo que se había ofrecido en buscar a la menor que él había asesinado.
El padrastro de Guarenas
Una noche el sujeto no se pudo controlar y María con tan solo 12 años perdía la vida en sus manos. Pero este quiso burlar a las autoridades con una coartada, haciendo creer que podía ejecutar un engaño perfecto.
Aprovechando que vivían en un edificio lanzó el cadáver de la menor desde un sexto piso, simulando un suicidio. Quería hacer creer que la joven se había quitado la vida, pero olvidaba las investigaciones del caso.
Simulaba dolor pero en las averiguaciones quedó al descubierto, María no se había lanzado de aquella altura.
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