viernes, noviembre 22, 2024
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El hombre que odiaba a los gatos en San Diego

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IOTA Latino
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Ramiro desde pequeño odiaba a los gatos, ya en su adolescencia se reunía con otros muchachos para hacerles maldad. Era el tiempo donde le colocaban latas en la cola a los felinos solo por diversión.

Ya de grande vivía en San Diego pero su odio a estos animales era terrible, era enemigo de estos. “Deje de hacerles maldad a los gatos, yo sé que es usted”, le decía una de las vecinas. Pero su maldad iba más allá.

Siempre le molestaba la sagacidad de los mininos para escapar cuando estaban en la vía y el aceleraba: Era algo que quería hacer, y una de sus metas, el poder hacerle maldad al animal. “No me gusta, ni gatos ni perros, me dan alergia, son insoportables”; decía en la oficina donde trabajaba.

“Licenciado Ramiro pero usted no se ve con odio y son animales”; le decía Almary una mujer que le encantan los animales. Pero el odio de este era tanto que siempre que iba en su cuadra calculaba la velocidad para tratar de atropellarlos. Los felinos salían corriendo y se salvaban para mayor rabia del hombre.

“Esos animales de dónde sacan tantos reflejos”, decía Ramiro, mientras aceleraba por la calle 179 de La Esmeralda. Pisaba el acelerador de su Corsa pero los gatos siempre le jugaban una mala partida. “Ese carrito rojo un día de estos se va a venir volteando allí”; decía uno de los habitantes del urbanismo de San Diego.

Fotos: @pantufa_di_aurelio

El hombre que odiaba a los gatos

Planeaba cómo hacer para que los gatos se entretuvieran en la calle para el venir con el carro a toda velocidad. Pero temía que alguien pudiera verlo colocando alimento a los felinos. “Esos animales son desconfiados como que conocen a las personas que los odiamos”; decía.

Noche a noche pasaba por la calle en aquel año 2013 y buscaba la manera de atropellar a los gatos. Era como una obsesión que tenía y quería tratar de cumplirla. “Esos bichos no van a poder más que yo”.

Pero en diciembre de aquel año Ramiro venía y vio a tres mininos jugueteando en el medio de la calle; y aceleró de repente su carro sacando la máxima velocidad para tratar de atropellarlos.

El indicador de velocidad subió de repente y quiso llevárselos por delante pero los tres mininos brincaron a un lado de la vía mientras el giro el volante; pero por la velocidad perdió el control volcándose en esa calle…

Vio como su carro quedaba inservible mientras las personas lo ayudaban a salir del carro… desde esa noche, Ramiro olvidó su odio por los mininos…

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