Salir de casa y encontrarse con una ciudad agitada, calles bulliciosamente transitadas por humanos robotizados, y un panorama ahumado que se mezcla con olores cítricos. ¿Lo ha vivido? Olga Vázquez también, pero comprendió que detrás de toda esa sofocante perspectiva, tenía que existir una realidad que se dibujara con pigmentos diferentes.
Y ese espacio solo lo podría ocupar una creación perfecta, ¿o no cree que la refrescante sombra de un árbol es un verdadero placer? Por ello, Olga no dudó en darle sentido a la ecología con estas palabras: “Es la parte más vital, sin medio ambiente, sin naturaleza, sin ese ser vivo que tenemos en nuestro entorno; y que no nos damos cuenta que es un ser vivo, y que depende de que nosotros le demos cariño y amor para que crezca y se desarrolle (…) Es vital”.
A pesar de criarse junto a padres agricultores, confesó que “ir al campo” no era su mayor destreza, pero la madurez le permitió recuperar esa conexión que desde entonces se había sembrado, sin darse cuenta, en su corazón. Así que desde el 2013, Olga Vázquez decide convertirse en una virtuosa de la naturaleza a través del arte milenario del bonsái; y un año más tarde, crear junto a algunos vecinos y colaboradores el equipo ambientalista “Eco Tazajal”.
Ucaro negro, Araguaney, Apamate, Bucare, Jobo, Melaleuca, entre otras especies, son parte de los 200 árboles que embellecen el sector Tazajal del municipio Naguanagua gracias a este grupo de ecologistas. ¿La motivación? “Sembrar valores, sensibilizar a las personas, especialmente a los niños con el medio ambiente (…) No se trata de esperar que germine la semillita, tomarse una foto sembrando un árbol, sonreír; y después no lo vuelven a cuidar, y más nunca le llevan una gota de agua”, resaltó con preocupación.
Así que si cree estar en deuda con la naturaleza, su conciencia va por buen camino. Vázquez y su equipo esperarán por usted todos los miércoles a las 6 y 30 de la tarde, en el parque Tazajal, donde más allá de ayudar, aprenderá a disfrutar “la otra cara” de esa realidad agitada que se vive día tras día.
Esta aguerrida mujer de 59 años seguirá refugiándose en su “complemento” de vida; sin perder la ilusión de cumplir un sueño: pintar de amarillo todo el cerro que protege su comunidad con un sinfín de araguaneyes.
Sin duda, millones de personas le agradecen hoy a Olga Vázquez; mientras que el medio ambiente la recompensa con sus perfectas y llamativas bondades.
Redacción: Raquel Almérida / Noticias24 Carabobo
