En Estados Unidos, Donald Trump ganó las elecciones con 62.984.628 votos. Su contrincante Hillary Clinton, perdió con 65.853.514 votos.
Si, usted leyó bien, no es un error de transcripción:
Trump Ganó con 62 millones de votos y Clinton Perdió contra él con 65 millones de votos
¿Cómo es esto posible?
El sistema electoral norteamericano, elige presidentes a través de elecciones de segundo grado. Es decir, un ciudadano o ciudadana, no es equivalente a un voto, sino que, la ciudadanía elige representantes en un colegio electoral, y es este grupo, quien elige al presidente o presidenta.
Criterios como la capacidad económica y empresarial son tomados en cuenta para que un Estado escoja más o menos representantes en el colegio electoral.
Así pues, para ser presidente o presidenta, el candidato o candidata debe controlar a los 531 miembros del colegio electoral que, en el caso de la contienda Trump Vs Clinton se dividieron 304 votos del colegio electoral para Trump y 227 para Hillary Clinton.
A eso se le suma que sólo hay dos partidos políticos. El resto son candidatos o candidatas independientes que nunca van a ganar porque jamás podrían controlar al colegio electoral que elige al Presidente del país con más armas de destrucción masiva del mundo.
Otro detalle es que en Estados Unidos, un porcentaje de la ciudadanía vota con una papeleta, rellenando un óvalo – lo cual genera gran cantidad de votos nulos– usando el servicio de correo, en día laborable pues no dan permiso para ir a votar a la base obrera o pluri empleada.
Nosotros y nosotras, no nos metemos en eso. Ese es su sistema y a eso le llaman democracia.
El problema surge cuando quieren criticar nuestra democracia y nuestro sistema electoral. Allá, donde las elecciones son de segundo grado y hay sólo dos partidos políticos, dicen que Venezuela vive en dictadura.
Aquí, en esta «dictadura» una ciudadana (o) equivale a un voto, se ejerce ese derecho un Domingo no laborable y quienes laboran tienen derecho a salir a votar.
Ese país, con ese sistema electoral, describe como anti democrático al nuestro: Un modelo automatizado auditable en todas sus fases, que jamás ha sido impugnado, cuyas actas han sido firmadas por los testigos de la oposición y cuya auditoría de prueba ahora puede visualizarse online desde cualquier parte del mundo.
Guaidó es diputado (en preaviso hasta Diciembre que se le vence el contrato y se le acaba la manguangua) electo con este mismo sistema que nos atrevemos a comparar con el norteamericano, para poner en contexto las críticas a nuestra democracia plena que se emiten inmoralmente desde allá, donde la libertad es una estatua.
“Desde el litoral”
Por Marcos Meléndez
@marcosmelendezm