El apartamento en Maracay había salido barato, era el año 1994 cuando Pedro y Sonia compraron la propiedad. El misterioso vendedor apenas vio el dinero sonrió a carcajadas y huyó del lugar.
A la pareja le pareció algo extraño la risa del hombre el cual firmó los papeles y les dio las llaves. El matrimonio estaba contento de tener la obra, pero en el edificio veía que la gente era de poco hablar.
Hablaban con sus familiares en San Juan de Los Morros, quienes se sorprendían que haber comprado en esa zona. “Ah compraron allí… mmmm”, les decían como con poca esperanza de que pudieran ser felices.
Las llaves estaban metidas en llaveros con figuras religiosas, mientras que las llaves estaban completamente nuevas. Pedro le pareció extraño la rapidez con la que la que el vendedor le dio las llaves.
El apartamento en Maracay
La primera noche escuchaban como si alguien caminara en el pasillo, era como si alguien se afincara en un palo para caminar. Eran las tres de la mañana cuando Sonia escuchó el sonido extraño en la sala.
Tenía miedo de acercarse a la sala, tenía que salir del cuarto rumbo a donde estaba la sala. Todas las noches escuchaba el mismo sonido, dejaban a Radio Apolo en el pequeño radio pero igual siempre escuchaban los pasos y el sonido seco.
Una noche Pedro lo despertó el olor a tabaco que venía desde la sala… ¿pero quién puede estar fumando a esta hora?. Pero al asomarse a la sala no había rastros de humo pero si del olor.
Los ruidos extraños
Aquellos extraños ruidos no dejaban incluso dormir a la pareja, que meses después colocó en venta el apartamento. Hasta el sol de hoy las personas que pasan por el siguen escuchando los ruidos extraños y enseguida lo vuelven a vender.
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