viernes, marzo 29, 2024
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El incógnito carterista de El Silencio

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IOTA Latino
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Raúl era un estudiante de medicina en los años sesenta, los más incógnitos lo conocieron como el carterista de El Silencio. Era una persona que lo tenía todo pero cruzaba la ciudad solo para ejecutar un extraño hobby el cual era sustraer carteras y estafar a las personas.

Era el año 1966 y Caracas era una especie de ciudad futurista luego de salir del gobierno de Pérez Jiménez. Con 20 años era estudiante de una de las afamadas casas de estudios; pero su manía era robar, era algo que no podía controlar.

No encontraba como quitarse esa manía; a pesar de que quería cambiar. La familia siempre creyó en él y lo veían como una ofensa cuando decían que era un ladrón. “Eso jamás, mi hijo es todo un lord, viste de camisas europeas y es un niño bien”, decía su madre.

El vestir para él era lo mejor que podía hacer, ya que de Inglaterra su familia le compraba buenas camisas y pantalones; y rogaban a Dios que nadie hablara de que era un ladrón. Hasta en las fiestas más célebres de la sociedad caraqueña ejecutaba su negativo hobby; siempre se perdía una cartera.

“Yo soy un caballero de la realeza”, decía cada vez que se veía al espejo, cruzaba Caracas en taxi para poder llegar hasta El Silencio; sin conocer a nadie se hacía pasar por mentalista y lograba engañar a las personas.

El carterista de El Silencio - El carterista de El Silencio
Fotos: @sisi

El carterista de El Silencio

Nunca operaba en la misma zona, hoy podía ser mentalista, mañana lector de barajas españolas; todo con el fin de robar. De hecho el joven se aprendió miles de trucos para poder atracar a las personas en esta zona de Caracas.

Pocos pensaban que era un joven que venía de las urbanizaciones del Este de Caracas. Se dejaba la barba incipiente, se colocaba lentes, a veces vestía chaqueta; pero cada vez su manía de robar en la zona era más grande. “Esta zona me transforma en un ladrón”, decía.

Tuvo siempre palabras para salir ileso de los robos que lo culpaban… pese a que la policía patrullaba la zona. Robaba las viviendas donde estaban las señoras solas; solo para engañarlas y decirle que su consulta tenían que pagarla con oro. Las abuelas caían en su juego de palabras.

“Abuela esa enfermedad del lumbago se la puedo quitar pero le valdrá unos simones”; el joven estafaba y robaba en la zona. Otros por el contrario decían que era un mentalista ingles y que era bueno.

La fama de un ladrón

Esa tarde buscó la manera de robar a unas personas las cuales abordó con unas barajas en las manos… ¿los caballeros no quieren consultarse?. Los hombres enseguida dijeron que sí al joven estudiante el cual con su juego de palabras conquistaba a las personas.

Los hombres comenzaron a pagar adelantado y se dejaban convencer con las palabras. Pero uno de ellos vio cuando su cartera no estaba… ¡tú eres el que ha estado robando a la gente de aquí del Silencio!

¡No yo no soy!, Raúl trataba de salirse del pleito pero los tres hombres se dieron cuenta que era el ladrón de la zona. Trató de correr pero un carro lo embistió dejándolo sin vida en el lugar; el hombre del Chevrolet Buick 1966 huyó del lugar dejando al joven sin vida.

La familia se sorprendía por aquella noticia, enseguida personas lo señalaron de robos en el urbanismo que apenas tenía 21 años de fundado. “Cayó el carterista del Silencio” decían los titulares de prensa; mientras la familia trataba de desmentir lo que decían de él.

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