John y Renny estaban pendientes de entrar a una vivienda la cual decían que estaba sola pero allí estaba un cuidador de la casa. Era 1974 en una fría zona de Caracas donde los jóvenes de entonces habían visto la casa.
Planeaban como entrar y como podían ver lo que estaba con el fin de buscar algo. “Yo creo que esa casa está sola, no se ve gente, tampoco carros llegando. Pero me sorprende que los bombillos de afuera sirvan”, decía uno de ellos.
Ataviados con chaquetas de jeans, luego de saborear un café estaban ya listos para entrar a la vivienda. John cayó sobre el gramado el cual veía que estaba cortado como si lo hubiesen hecho esa misma noche. “Perro… esto está como si lo hubiesen limpiado”.
Renny entraba por otro lado donde estaba una mata de mango, pero sentía miedo… “siento como que alguien me está viendo”. Veía que no hubiese perros en la casa de amplios jardines, pero la casa en las puertas y ventanas permanecía incólume.
Cuando John estaba por acercarse a la propiedad ve que sale un hombre alto, entrado en años pero que caminaba hacia él. Quiso correr pero el miedo hizo que cayera por una manguera que el hombre la haló del otro lado.
El hombre alto y flaco de sombrero y ropa de jardinería se acercó al joven… “ustedes no saben que es una propiedad privada”. Mientras que Renny escuchaba lo que el hombre le decía a John.
El cuidador de la casa
Pero John quiso pararse y del miedo no podía hacerlo, mientras Renny intentaba correr y escucha dos perros ladrar mientras el hombre del sombrero se acercaba. Renny patinó en el gramado cayendo en el lugar, mientras el hombre se acercaba.
“Ah muchachito tu eres el otro, caramba ustedes no saben que eso no se debe hacer. Vaya a estudiá”, decía el hombre del sombrero. Con la poca luz poco notaba el rostro del hombre. John aprovechó estar de pie para salir de la casa.
¡Me voy Renny! ¡Me voy!, mientras los dos perros salían en busca de John el cual escapó del lugar. Renny estaba asustado mientras escuchaba que su corazón latía mientras veía el que el hombre se acercaba.
Sintió que el hombre lo levantó por la camisa… lo empujó lo que aprovechó Renny de escapar del lugar. Desde aquella noche dejaron de entrar a casas ajenas… ya que no sabían que dentro había un hombre que cuidaba la misma.
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