viernes, noviembre 22, 2024
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La leyenda del alemán en el Río Yaracuy

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Hans había llegado de Berlín a hacer trabajos cercanos en una empresa, había leído del Río Yaracuy y se maravillaba con el paisaje. Era principios de los setenta y se iba todas las tardes a observar el río y el puente; por donde una vez pasó un tren.

Le llamaba la atención el agua oscura del río, había hecho varios amigos en el pueblo de Boca de Yaracuy que está en la ruta a Tucacas. Luego de los trabajos se iba hasta el pueblo a disfrutar del paisaje cercano al mar.

“Gustarrr mucho este puente, esta zona y su gente”, decía Hans maravillado con la hospitalidad de la gente. Quería averiguar más del río aunque la gente le decía que era un poco peligroso. El alemán se sorprendía del sol, del aire y de los cocos que podía comer cuantas veces quería.

“Si pero no te subas mucho a ese puente” le decía Hilario, uno de los amigos de Hans que trabajaba con él en la empresa cercana. “Subirrr con cuidado al puente”, se lanzaba desde allí y luego salía sorprendiendo a los presentes.

Hablaba maravillas de la gente y decía que todo eso era un paraíso. Hans vivía en el mismo pueblo y siempre salía a caminar por la playa sorprendido del clima; el calor y de que había sol todo el día. En principio llegó a Morón pero luego iba y venía.

Río Yaracuy

Hans era una de las personas más queridas ya se había conocido toda la zona y probado el pescado tanto de río como del mar. Además de que decía que todo eso era una hermosura y hasta quería traer a su familia desde Alemania.

“Me traigo a familia de Alemania, para que vivan aquí, cuando muera me poner aquí mismo”; decía en su atropellado castellano. Hans quería comprar una casa en el pueblo y hasta enseñarlos a jugar fútbol.

La tarde de un domingo Hans, mientras compartía con los amigos se lanzó del puente al pasar unos minutos las personas se asustaron. Pasó un tiempo y desde las oscuras aguas del río no salía nada.

Hans murió esa tarde, entre las lágrimas de las personas que lo querían como si fuera uno más del pueblo. Desde ese día en las noches de luna llena dicen que algunos han visto la figura de un hombre sentado en el puente.

Como han sentido su risa y sus gritos que daba para llamar a los amigos, como los silbidos de alegría que daba. Desde ese tiempo la leyenda de Hans sigue en esta zona que divide a Carabobo con Falcón.

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