Carlos era uno de los gerentes de un banco cercano a la Redoma de Guaparo, siempre estaba vestido de traje y corbata. Siguió el ejemplo de su abuelo Matías, un extraordinario industrial que recuerdan mucho en la zona cercana al Aeropuerto.
En aquellos años ochenta siempre se iba desde la mañana a su trabajo en la avenida Bolívar y pasaba por la conocida Redoma. Era una persona muy recta, un esclavo del orden y muy productivo en su trabajo.
El estar en la gerencia de un banco le daba ese aval de tratar de transmitir esa idea de ser ordenados; de estar pulcros ante la gente y cumplir en extremo con su trabajo. La familia estaba orgullosa de Carlos.
A los 30 años era una de las personas más brillantes y era uno de los que siempre daba a sus empleados charlas de motivación; “el ahorro es importante, debemos ahorrar y cuidar siempre a nuestros familiares”, decía en vida.
Vivía cercano a la Redoma y siempre pasaba por allí de traje y corbata rumbo al banco, a las afueras las personas lo esperaban. Incluso la fama de Carlos iba más allá de Valencia ya que la agencia bancaria en aquellos ochenta era una de las más productivas.
Redoma de Guaparo y el adiós de Carlos
Un día de septiembre de 1980 cuando se disponía a cruzar la avenida Bolívar un carro lo embistió. Aquella noticia llenó de tristeza a la ciudad de Valencia, ya que era una de las personas más dadas con la gente.
Desde hace varios años los taxistas y personas que manejan por la Redoma en horas de la madrugada han visto a un hombre de traje. El mismo siempre va de paso apurado por la avenida Bolívar.
Muchas veces han visto caminar a un hombre de traje y corbata en horas de la madrugada rumbo a la avenida Bolívar. Incluso lo han visto cercano a la bomba o en la acera de los centros comerciales cercanos.
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