Pese a que los recursos por concepto del petróleo conforman un poderoso aliado de los presupuestos de la Nación, en los últimos años han aumentado las proporciones de las recaudaciones internas, como la procedente del juego
La menor producción y las sanciones procedentes de Estados Unidos provocaron un descenso en los ingresos de la renta petrolera en Venezuela, motor principal de los presupuestos del país. El presidente, Nicolás Maduro, y su administración, como respuesta, han aumentado la cuota de participación de la recaudación interna en los últimos años dentro de los presupuestos del país.
Tal y como recogen los datos dentro del proyecto de Ley de Presupuesto para el ejercicio fiscal fijado en 2023, los ingresos no petroleros, entre los que se cuentan los ingresos procedentes del sector del juego, conforman una cuota del 24,2% del total presupuestado en Bs. 170.703 millones, o lo que es lo mismo, en 41.464 millones de bolívares. Por su parte, los ingresos petroleros representan 63,4% al estimarse en Bs. 108.358 millones y, el endeudamiento de Bs. 20.880 millones ocupa el 12,2% del total.
No cabe duda que la industria del juego ha escalado importantes posiciones en los últimos años en Venezuela, especialmente tras el apoyo que ha recibido por parte de la administración madurista con el fin de reactivar la economía del país. La realidad es que la industria del juego ha respondido con creces, ayudando a generar empleo y a crear beneficios derivados de las propias cargas impositivas, hasta el punto de formar parte importante de los presupuestos de la nación.
Dentro del proyecto de reactivación económica puesta en marcha por Nicolás Maduro, se encontró la autorización del presidente de más 30 bingos y casinos para operar en el país tras los años de sequía de la industria por las prohibiciones de la mano del expresidente Hugo Chávez, y que tuvo como punto de inicio de la nueva tendencia del juego la nueva ubicación del casino Humboldt en la sede del Hotel Tamanaco en 2021.
Con la llegada del 2020 y el pistoletazo de inicio de la pandemia, los ingresos procedentes del juego se vieron considerablemente menguados debido al cierre de la gran mayoría de casinos físicos y locales de apuestas que estaban considerados como establecimientos no esenciales. De este modo, la industria hubo de reinventarse buscando nuevos caminos en el ecosistema web, donde encontró una grata bienvenida.
Así pues, muchas plataformas de juego en línea vieron la luz durante los peores momentos del confinamiento, haciendo las delicias de múltiples usuarios. Además, el ámbito digital trajo consigo muchas ventajas, como la posibilidad de probar nuevos catálogos de juegos aprovechando los premios de bienvenida que se ponían a disposición del jugador.
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De este modo, los impuestos no petroleros que pesan sobre los juegos de envite o azar y casinos y salas de bingo, así como los del patrimonio, sucesiones y donaciones, licores, cigarrillos, telecomunicaciones, entre otros, conforman una cuota del 22,2% del total.
Otro de los ingresos importantes viene de la mano del oro. De los ingresos ordinarios no tributarios y distintos al petróleo que se establecen en el presupuesto de la Nación destaca el de las regalías mineras.
