Era aquella Caracas de 1957, el escenario donde un marido celoso se estaba cansando de los dimes y diretes sobre su pareja. Las rockolas estaban de moda en la capital, y las canciones de Genaro Salinas sonaban y eran conocidas.
Como conocido era su amor por una actriz, una mujer nacida en Argentina y de belleza impactante. Pero su marido era Miguel Silvio Sanz, quien tenía un puesto grande en la Seguridad Nacional.
Salinas había llegado a Venezuela en busca del amor de la actriz, ya cuando la carrera del bolerista mexicano estaba en declive. De hecho, se presentaba en sitios de baja categoría y no importaba lo que pudieran pagarle.
El bolerista había quedado prendado con la belleza de la actriz y vino a Caracas a buscarla; pero Sanz estaba al tanto. Hay muchas leyendas de este “triángulo de amor”, el cual terminó con el fallecimiento del bolerista.
Entre tragos y despechos, Genaro siempre hablaba de ella, de lo hermosa que era pero de que en el amor le correspondiera no lo sabemos. Lo cierto del caso es que el bolerista estaba enamorado por completo de la actriz; “hasta la locura” como cuentan todavía.
La Caracas de 1957 y la historia de aquel amor
Por su parte, Sanz era un hombre que infundía miedo, era muy testarudo, celoso y vengativo aparte de ser la mano derecha de Pedro Estrada. Ya con eso, saber manipular armas y tener a su cargo a varios de los hombres de la Seguridad Nacional le daba el aval de imponer su ley.
A diario, la gente hablaba del bolerista y de sus canciones y todo eso iba poco a poco molestando a Sanz. El despecho por la bella actriz era algo ya conocido, el chisme iba como pólvora; unos decían que el amor del cantante por la actriz lo iba a llevar a la muerte.
Hay varias leyendas de esa venganza de Sanz al bolerista, la primera cuenta que solo le mandó a dar una golpiza. Pero que a los hombres de la Seguridad Nacional se les fue la mano, y lo dejaron casi muerto.
Otros cuentan que el hombre estaba en uno de los puentes en estado de ebriedad y cayó. La actriz destacó siempre en entrevistas que nunca tuvo nada con el cantante.
Más misterio
Cuentan que los hombres de la Seguridad Nacional cuando tenían al cantante lo golpearon; luego le rociaron una botella de licor y lo lanzaron del puente. Este tuvo doble fractura de cráneo y murió en un hospital de la capital.
El otro misterio fue en el velorio del bolerista este estaba en el ataúd con los ojos abiertos por lo cual causaba gran impacto a los que iban a verlo. De hecho, aun hay fotos del cantante dentro de la urna con la mirada fija.
El cantante boricua Daniel Santos quien estaba en la velación, supuestamente sacó un puñal que siempre llevaba consigo; y lo colocó encima de la urna del bolerista. Se agachó parece que a rezar y Genaro Salinas cerró los ojos, esto sigue generando asombro en la capital.
A pesar de las décadas es una de las leyendas más comentadas en las viejas tascas caraqueñas. Son muchos los que siempre recuerdan al bolerista, su historia negra de amor no correspondido y la venganza del marido de la Seguridad Nacional… en aquella Caracas de 1957.
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