La sangre la tenia helada mientras se alzaba con su pistola, una de las tantas que tenía. La muerte de Pablo Escobar Gaviria se dio un dos de diciembre de 1993; la noticia se corrió como pólvora por todo el mundo.
El gobierno de César Gaviria había permitido que armaran una cacería al líder del Cartel de Medellín. Era así, el último día del Patrón en los techos del barrio Los olivos, sabía que los buscaban y la orden era detenerlo vivo.
Sigue siendo una duda si se disparó o si Hugo Heliodoro Aguilar le dio muerte. En el barrio Los Olivos de Medellín el patrón estaba solo ya no estaban sus cuidadores; tampoco las personas que lo buscaban por dinero. Menos los futbolistas, todos le dieron la espalda.
A cada instante en Medellín estaban las emisoras dando los extras y avances de donde estaba el llamado patrón. Un día antes había sido el cumpleaños, y recordó aquellos años con mujeres y fiestas. Donde mariachis, grandes orquestas extranjeras le cantaban y aplaudían.
Desde Chespirito, José Luis Rodríguez, Oscar de León y un sinfín de artistas pasaron por su mansión. Eso si nadie veía al patrón, nadie sabía si de verdad estaba en la famosa fiesta. La cacería y la muerte de Pablo Escobar Gaviría comenzó en 1991.
La muerte de Pablo Escobar Gaviria
Pocas personas lo vieron caminando por los techos, sabía que estaban detrás de él. Policías, ejército, Cartel de Cali y la DEA estaban tras su cabeza, pero el objetivo era tenerlo vivo. Estados Unidos soñaba con sacar extraditado al patrón y que pagara cárcel en el norte.
Era una mezcla de empresario y hombre de fiestas, y se sabía dónde estaba por las bellas mujeres que estaban presentes. Perfumes caros, vestidos de las mejores marcas y zapatos para las reinas, pedía el patrón.
Dinero para todas, muchas de ellas ese día lloraban ese día la muerte del patrón. Unas cuantas damas de televisión, mujeres de sobrada sensualidad. No solo de Colombia, también le gustaban de otros continentes.
La muerte de Pablo Escobar Gaviria le rondaba en la mente, estaba asustado de todo aquello que podía pasarle. Unos querían verlo muerto, señalan a personas del mismo cartel de Medellín de dejarlo solo. El patrón tenía la sangre helada ya que lo daban por muerto.
La familia, la esposa, hijos y su mamá estaban en la mira de todos, ya que el objetivo era él. Todo el gobierno lo estaba cercando mientras del otro lado también se fraguaba la venganza del líder del cartel.
La lluvia, la tarde y la muerte
Una pertinaz lluvia caía en aquel diciembre en Medellín mientras en las emisoras sonaban rancheras. Las emisoras populares colocaban rancheras y corridos mientras daban extras de donde estaba la policía.
Unos los vieron y lo ayudaron mientras se dice que otros colaboraron con la policía en el fallecimiento del patrón. Las personas en Los Olivos tenían miedo; por otro lado Colombia quería ir al Mundial de Estados Unidos 1994; y el líder del cartel soñaba con la Copa del Mundo.
El frío y los dolores de estómago estaban presentes aquel día, las personas aguardaban. Se dice que Hugo Heliodoro Aguilar vio al Patrón volar por los tejados rojos. Medellín se enmudecía. Mientras se escucharon las detonaciones, estaba muerto el capo.
Descalzo, gordo y desaseado quedaba el hombre que es considerado uno de los personajes más oscuros del continente. Los pobres por su lado lloraban al llamado patrón del mal. Aquel 2 de diciembre de 1993.
La venganza
Un ala del Cartel de Medellín se separó y juraron darle venganza a los que habían celebrado la muerte del patrón. Unos años más tarde, Hugo Heliodoro Aguilar el famoso policía que mató al capo; estaba señalado de lavado de dinero.
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