Renny estaba jugando metras con su hermano Hilario cuando el sol estaba en pleno punto medio, eran las doce del mediodía. Precisamente Carmen llamó al muchacho para que le hiciera un mandado.
“Ya viene mi mamá a mandarme pa’ algún lado”, dijo el jovencito, mientras Carmen con unas monedas en la mano lo mandaría por ajo. “No te pongas bravo mijo vaya y me trae dos cabezas de ajo”.
Molesto, dejó a Hilario solo y salió diciendo palabrotas a bajo tono para que su mamá no lo escuchara. Un poco retirada estaba la pequeña bodega de la casita de bahareque cuando siente en la maleza el sonar de una cascabel.
Se quedó tranquilo cuando escuchó el sonido… sintió que la misma lo estaba persiguiendo por aquella zona de El Macal el estado Monagas. No quiso decir nada, cuando le dijo a Agustín –el bodeguero- lo que le había pasado.
“Chacho, vienes como un papel”… le dijo el dueño de la bodega, por su parte, Renny le pidió el ajo al bodeguero. “Seguro no querías venir al mandado”… pero el muchacho no le dijo nada, pagó y salió de la bodega.
Las doce del mediodía y el mandado
Renny venía malhumorado aunque aun nervioso cuando volvió a escuchar el sonido de la cascabel mucho más cerca. No le quedó otro remedio que correr y tratar de huir del lugar pero escuchaba la misma muy cerca.
Se quedaba tranquilo viendo la maleza más escuchaba el sonido pero no lograba ver a la misma mientras veía a su alrededor. Como pudo… llegó a la casa con el ajo en la mano mientras su mamá veía la palidez en su cara.
Desde ese día nació la leyenda de no salir malhumorado y menos renegando de casa a la hora de un mandado a las doce del mediodía.
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