Era marzo de 1964 y Valencia era conocida por la belleza de sus mujeres y por los piropeadores; estos eran varios jóvenes que se iban a la avenida Cedeño a ver a las estudiantes; de un famoso liceo nocturno que estaba en ese tiempo.
Pero las muchachas y las no tan muchachas se sentían acosadas por esos dichos de aquellos jóvenes. Los cuales con piropos sublimes querían resaltar la belleza de aquellas damas; lo hacían sin maldad pero a las mujeres no les gustaba.
Eso sí ninguna de ellas se atrevía a decirles algo, estos se colocaban entre las avenidas Cedeño y Constitución de vez en cuando a echar flores a las mujeres. Ellas ya estaban cansadas del asunto y prefirieron colocar las denuncias a la policía.
Cuenta la historia que era marzo y las mujeres las atendieron muy bien en la comandancia de la policía; estas contaban en la denuncia que la bandita estaba conformada por varios muchachos; los cuales se las pasaban en horas de la noche echando piropos.
Por supuesto, eran solo piropos estos nunca osaron de pasarse con las jóvenes que iban a estudiar en la noche. El jefe de la policía en ese tiempo les dijo a las muchachas que no se preocuparan; que ya a él se le había ocurrido un plan estupendo.
Los piropeadores de Valencia
Las damas le contaron al jefe policial que días eran más fuertes de los piropos; y que vieran bien y estuvieran muy pendientes. Esa noche un carro negro llegó al liceo nocturno que estaba por la avenida Cedeño; del cual se bajaron más mujeres para el recinto.
Ya afuera con su arsenal de piropos y tarareando canciones de la época se instalaban los jóvenes a ver a las damas cuando salieron vieron que venían más por la acera y soltaron sus piropos para ellas.
¡Adiós preciosas! Llegó a decir uno que se sorprendió cuando estas voltearon y sacaron los rolos para enfrentarlos. Se sorprendieron de las voces de las supuestas damas quienes eran policías vestidos de mujer.
Enseguida llegaron varias patrullas llevándose a los jóvenes a la comandancia de policía; el jefe del comando hablaba de aquella maravillosa idea para imponer el respeto a la mujer; aparte de que quedaban detenidos varias horas por alterar el orden público.
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