A partir de junio de 2018, las mujeres sauditas podrán conducir auto, lo que constituye una decisión histórica en el reino ultraconservador, único país del mundo donde las mujeres no pueden ponerse al volante. Esgrimen razones económicas para justificar la medida.
El rey Salmán ordenó «que se permita la concesión del permiso de conducir a las mujeres en Arabia Saudita«, indica el decreto real publicado por la agencia oficial SPA.
«¡Es un día muy feliz! Aún no me lo creo, sólo me lo creeré cuando lo vea con mis propios ojos», dijo Shatha Dusri, empleada de la compañía petrolera Aramco en Dahrán (este), que reconoció haber conducido en el interior del complejo residencial cerrado en el que vive, pero nunca en un espacio público.
La decisión real se publicó días después de que cientos de mujeres pudieran acudir, por primera vez, a un estadio de Riad para asistir a las festividades de la fiesta nacional, con conciertos y fuegos artificiales.
Hasta el momento, las mujeres no podían acceder a los estadios en aplicación de la estricta regla de separación entre sexos en los espacios públicos.
La prohibición de conducir llevaba tiempo suscitando las críticas de las organizaciones pro derechos humanos. Según la agencia SPA, la derogación de esa medida entrará en vigor en junio de 2018.
Autorizar a las mujeres a conducir es «una demanda social urgente que la coyuntura económica justifica», había insistido, en referencia a las dificultades presupuestarias que atraviesa su país, debido a la caída de los ingresos petroleros provocada por la bajada de los precios del crudo.
En noviembre, el multimillonario príncipe saudita Al Walid ben Talal, conocido por hablar sin reparo, había pedido que se dejara conducir a las mujeres, alegando el «coste económico» que suponía el hecho de que las mujeres dependieran de chóferes privados «extranjeros» o taxis para desplazarse.
En el marco de su ambicioso plan de reformas económicas y sociales de aquí a 2030, Riad parece dispuesto a suavizar algunas de las restricciones impuestas a las mujeres e intenta, poco a poco, promover formas de diversión, a pesar de la oposición de los ultraconservadores, en un país donde la mitad de la población tiene menos de 25 años.
Además de la prohibición de conducir, las sauditas están sometidas a la tutela de un hombre de su familia –generalmente el padre, el marido o el hermano– para estudiar o viajar.
Con información de RFI en español