En Venezuela “ahora como todo es en dólares o corremos o nos morimos”, dijo uno de los caminantes, reseñó Reuters; refiriéndose a la creciente dolarización de los bienes básicos y servicios que los hace inaccesibles para la gran mayoría que cobran en moneda local y un salario mínimo mensual de menos de un dólar.
La renovada migración amenaza con engrosar las filas de la diáspora venezolana en toda Sudamérica; una situación que ha sido descrita en los últimos años como una crisis de refugiados sin precedentes y en proporciones nunca vistos en la región.
Naciones Unidas estima que unos 5 millones de venezolanos abandonaron el país entre 2015 y 2019; principalmente hacia otras partes Sudamérica, para escapar del colapso económico.
Estigmatizados por el Gobierno
Este año, al menos 100.000 venezolanos regresaron a su país; cuando la pandemia cerró negocios y dejó a quienes trabajaban como vendedores ambulantes informales sin poder ganarse la vida.
Los que regresaron dicen que fueron estigmatizados por el gobierno del presidente Nicolás Maduro por alimentar la enfermedad; terminaron en una existencia precaria que se vio empañada por apagones, delitos y escasez crónica de combustible.
Human Rights Watch en un informe de esta semana dijo que los migrantes retornados se han enfrentado a un trato abusivo por parte de las autoridades venezolanas; que incluye ser retenidos en hacinados centros de cuarentena y con acceso limitado a alimentos y agua.
En bloques y por «trochas»
La oficina de migración de Colombia dijo esta semana que los migrantes comenzaron a regresar a través de cruces fronterizos informales (trochas) hace alrededor de un mes; porque las fronteras de Colombia se mantienen oficialmente cerradas hasta al menos el 1 de noviembre.
El director general de Migración Colombia, Juan Espinosa, dijo la semana pasada que la población de venezolanos en Colombia podría llegar a alrededor de 2 millones de personas en un período de tres a cinco meses; una vez que se reabra la frontera, frente a los 1,73 millones de fines de fines de julio.
Residentes apoyan con lo que pueden
Residentes de San Cristóbal intentan apoyar a la nueva ola de migrantes ofreciéndoles consejos sobre las rutas más cortas; ayudándolos a evitar los bloqueos y retenes establecidos por la policía y la Guardia Nacional.
Cuando unos 30 migrantes que se dirigían a la frontera con Colombia fueron detenidos por las tropas el 12 de octubre; un grupo de vecinos llegó y cantó el himno nacional mientras ondeaban una bandera venezolana, las tropas finalmente les dejaron pasar.
Muchos de los que han tratado de pasar o regresar a Colombia han denunciado los abusos entre los grupos irregulares, pero también de efectivos militares venezolanos; que les cobran para dejarlos pasar hacia el vecino país.
“En los puntos de control los mismos guardias uniformados son los más ladrones (…) nos quitan la plata, la comida, la ropa”; señaló Orellana, quien trabajaba en San Felipe, en el estado central de Yaracuy, como comerciante informal.
Los habitantes de la frontera, también han recibido amenazas; porque han apoyado a sus compatriotas migrantes con sopas de huesos y verduras (300 diarias), arepas, café, gratis.
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