En primer lugar, quisiéramos puntualizar, lo que hemos venido afirmado hasta el momento:
Es necesario un aumento salarial
El gobierno ha hecho enormes esfuerzos para defender los ingresos de los venezolanos y los seguirá haciendo.
El desplome del ingreso nacional ocasionado por el brutal bloqueo yanqui impide mayores aumentos salariales.
Es falso que los trabajadores sean quienes pagan impuestos (IVA) al Estado y que éste se lo transfiera a los empresarios, que no pagan.
Es demagógico prometer aumentos salariales fantasiosos, más aún si se omite el gravísimo impacto del bloqueo.
El que haga propuestas salariales está obligado a sustentar cómo (en concreto y con cifras) va a financiarse.
Ahora vamos a referirnos a una mentira que se ha difundido en relación a un pretendido aumento exorbitante de la explotación de los trabajadores bajo el gobierno revolucionario.
Como sabemos, Marx definió la explotación capitalista como el proceso, en el cual los burgueses se apropian de la riqueza que producen los trabajadores más allá de la remuneración salarial. En términos cuantitativos, la tasa de explotación se refleja en esta sencilla fórmula: plusvalía ÷ salario.
En general, el capitalista busca incrementar la plusvalía (la llamaremos ganancia) al máximo, lo cual constituye el motor fundamental de capitalismo. Esto lo hace a costa del salario. Los trabajadores luchan por aumento salarial, lo que va a costa de las ganancias. Es una expresión de la lucha de clases. El Estado interviene en esta distribución del ingreso (a favor o en contra de los trabajadores, de acuerdo al signo político del gobierno) a través de políticas tributarias y la inversión social.
Hemos leído con asombro en escritos, que emplean una fraseología revolucionaria, que la tasa de explotación capitalista ha aumentado escandalosamente bajo el gobierno revolucionario y que para el año 2017 alcanzó 268% (!!!).
De acuerdo a esta afirmación, tenemos un gobierno que ampara a la burguesía, lo cual encaja en otras invenciones, tales como: “los trabajadores son los que pagan IVA”, “el gobierno transfiere los recursos fiscales principalmente a los empresarios”, “no hay aumento salarial por parte del gobierno a pesar de existir recursos suficientes, pero mal distribuidos”, etc.
Ya esto último lo hemos refutado en nuestros escritos, ahora nos ocuparemos de desmontar las mentiras sobre la tasa de explotación.
Para “calcular” la explotación capitalista del trabajador en el país han tomado de las estadísticas del BCV, primeramente, el “Excedente de Explotación Neta” en función de contabilizar el ingreso del capital.
Acá viene la primera falsificación. Los que dicen que la explotación se ha disparado, contabilizan olímpicamente como ganancia capitalista los excedentes de empresas estatales: PDVSA, Cantv, Banco de Venezuela, Pequiven, etc. De acuerdo a ese torcido cálculo, las empresas públicas contribuyen a la explotación capitalista de los trabajadores; no emplean sus excedentes con criterio de justicia social.
Es decir, se inflan las ganancias del capitalista con recursos que no son de su propiedad, negando, a su vez, que los ingresos de las empresas estatales se emplean para los esfuerzos del desarrollo integral de la nación.
Por otra parte, para medir los ingresos de los trabajadores se emplea el indicador “Remuneración de los Asalariados”, calculado por el BCV.
Acá vienen otros contrabandos “metodológicos”. En primer lugar, se incluyen a los trabajadores del sector público dentro de la masa de trabajadores explotados por un patrono capitalista.
Pretender ubicar al Estado venezolano como un patrono capitalista escapa de la racionalidad, pero acá se hace sin ninguna consideración. El hecho es que los trabajadores del Estado no son objeto de la explotación directa de un patrono capitalista.
Pero la mayor adulteración en este punto radica en la omisión de las contribuciones del Estado a través de las diversas políticas públicas (bonos de Carnet de la Patria, subsidios en tarifas de servicios, CLAP…) para defender el ingreso de los trabajadores (púbicos y privados). En ese cálculo de la explotación, este “detallito” no es tomado en cuenta.
Por cierto, los recursos para las políticas sociales se financian con los ingresos tributarios. Entre éstos se incluyen los que pagan los empresarios, que aún no llega a los niveles que históricamente ha planteado el programa del gobierno bolivariano; pero tampoco es un monto insignificante, como algunos pretenden.
En todo caso, esta política de inversión social es el resultado de una enorme redistribución del ingreso del país a favor del pueblo, sin la cual se hubiese producido una implosión social como consecuencia de los terribles efectos del bloqueo económico. Es precisamente esta política social la que subestiman de manera reiterada y sin sustento los críticos del gobierno.
En resumen, el “cálculo” de la explotación capitalista en el país abulta los ingresos del capital; en tanto que, subestima los ingresos y aportes que reciben los trabajadores. El resultado es una tasa de explotación capitalista inflada por trampas “metodológicas”.
Este intento de torcer la realidad conduce a atribuir la responsabilidad de la crisis al gobierno; ocultar el criminal impacto del bloqueo estadounidense y poner en tela de juicio el contenido revolucionario del gobierno bolivariano en medio de gigantescas dificultades.
Reiteramos, se tiene que debatir y criticar en el campo de la revolución, pero esto tiene que ser un ejercicio responsable. Cuando se apela a la mentira para atacar abierta o encubiertamente a la revolución bolivariana, siempre vamos a responder. No vamos a esconder las enormes dificultades e, incluso, errores cometidos, pero con la verdad vamos a defender a la revolución bolivariana.
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