Aparte de otras dificultades que en la vida cotidiana se presentan a cualquier persona con problemas visuales, una buena parte de los casos de fracaso escolar son debidos a una deficiencia visual.
No ver bien la pizarra, los murales, los esquemas, los mapas, no poder leer, dibujar o escribir bien, la pérdida de detalles en la expresión gestual de compañeros o docentes, puede frustrar la vida escolar de los pequeños.
Entre las afecciones más comunes en la niñez se encuentran la hipermetropía, la miopía y el astigmatismo.
En muchas ocasiones, los padres no son conscientes de los problemas de visión de los niños y ellos no lo expresan con claridad o no consideran que deban decirlo.
Por ello, las visitas periódicas al oftalmólogo son la mejor manera de detectar los problemas visuales infantiles, incluso desde los 6 meses de edad.
Atentos a los problemas visuales
Hay algunas pistas que pueden alertar a padres o educadores de que podría existir un problema visual:
- Escozor en los ojos
- Lagrimeo excesivo
- Sensibilidad a la luz
- Cansancio posterior a una actividad visual
- Baja comprensión lectora
- Guardar una mala postura del cuerpo o de la cabeza
- Parpadear constantemente
- Dolores de cabeza
- Frotarse los ojos o fruncir el ceño al leer o escribir
En cualquier caso, conviene no dejar de realizar las revisiones rutinarias, y acudir inmediatamente al especialista en caso de que se detecten alguno de esos síntomas.
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