Luego de leer el informe presentado por la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, con las predicciones sobre futuras tasas de contagio por COVID 19 en Venezuela, así como su modelo científico, quiero hacer algunos aportes en defensa de la racionalidad.
Pero ¿Cómo siendo universitario, puedo defender la racionalidad de este informe sin ridiculizar a esta importante academia? Haré el intento:
El informe es anónimo, lo publica la academia, pero con un autor anónimo. Eso puede obedecer a una de estas razones: Participaron cada una y cada uno de los integrantes de la organización, por lo cual no es necesario que algún miembro de número lo firme y lo defienda como se hace en cualquier trabajo académico, ó, se trata de una leyenda de tradición oral; en último caso, de un chisme, que también son de origen anónimo y no requiere firma.
El estudio en cuestión, no indica tampoco de dónde sacaron el dato de la cantidad de pruebas PCR RT diarias; pero además, excluyen de los datos la cantidad de pruebas de despistaje realizadas por el gobierno. No vayamos pensar que un trabajo profesional hecho por expertos matemáticos, pudo obviar este importante dato con fines políticos para sesgar los resultados finales del informe.
Lo que pasa es que en aras de la transdisciplinariedad, la academia ha incorporado a nuevos personajes de las ciencias como Madame Kalalú, El Arquitecto de sueños, y Walter Mercado quienes, sin necesidad de datos poco, importantes como, cantidad de pruebas de despistajes o la fuente de donde obtuvieron el dato de la cantidad de pruebas PCR-RT pueden llegar a conclusiones confiables.
Quienes firman (bueno, no firman, porque no hay autores) el informe se basan en un sub registro de casos de contagio, pero ni lo cuantifican ni citan la fuente.
Pregunto a los que alguna vez han intentado hacer un trabajo de pregrado ¿Cuántos trabajos son devueltos por no indicar el origen (la fuente) de un registro o sub registro de datos? Imagínese usted entonces lo importante que es esto cuando se trata de un informe que publica una asociación de académicos con nivel doctoral para contradecir o refutar los informes oficiales de una nación.
Además, cuando parametrizan lo hacen basados en un modelo con “Valores reportados en Italia” ¿Por qué de Italia? Se podrían explicar las pruebas en Italia, pero ¿por qué extrapolarlas con el caso Venezuela?
Lo más interesante es que en el propio informe aseguran que esos parámetros (de por sí chimbos en su origen) fueron modificados en algunos casos de forma “intuitiva”. Si, leyó bien, de manera INTUITIVA.
Presente usted un trabajo doctoral de epidemiología en cualquier universidad del planeta y diga que modificó los parámetros de forma intuitiva y que en base a eso hizo un algoritmo que le permite predecir el número de contagiados.
No un trabajo doctoral, un informe científico de biología de segundo año de ciencias de bachillerato, y diga que usted movió los parámetros de forma INTUITIVA a ver qué le van a decir los jurados.
Entonces, en aras de defender a la academia, podríamos decir que estamos ante la incorporación de un dogma de fe. Es decir, que el grupo de científicos que hacen este estudio, modificó, de manera intuitiva, los parámetros italianos con los que hicieron el modelo para predecir la “verdadera” tasa de contagios por COVID19 en Venezuela, a partir de una revelación divina. Por lo que no podemos refutar tan impecable cálculo.
De manera pues, que el informe de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela tendría que cambiar su nombre por “Academia de las ciencias intuitivas, físicas, metafísicas, matemáticas, naturales y sobrenaturales” para que podamos tomarnos en serio su informe.
Quizá por eso, alguien se atrevió a escribirlo, pero no se atrevió a firmarlo. El miedo no sería la persecución del “régimen” sino que, un informe construido a partir de un modelo matemático para calcular la tasa de contagios en una nación, basado en parámetros italianos extrapolados arbitrariamente a un país tropical, cuyos límites fueron modificados intuitivamente usando datos de un sub registro que nadie conoce ni se cita, sería en sí mismo la sepultura académica de quien ponga su nombre en él…
Por Marcos Meléndez
@marcosmelendezm