Un grupo de científicos de la Universidad de Granada (España), ha descubierto, que el consumo prolongado del aceite de girasol o de pescado afecta de forma negativa al hígado.
El estudio, publicado en la revista The Journal of Nutritional Biochemistry, explica cómo afecta la alimentación dependiente de un tipo de grasa (aceite de oliva virgen, girasol o pescado) a lo largo de toda la vida sobre la salud del hígado.
El consumo prolongado de estas sustancias grasosas puede causar esteatohepatitis no alcohólica (EHNA). Se trata de una inflamación grasa del hígado que no es ocasionada por el consumo de alcohol. Esta enfermedad, a su vez, aumenta el riesgo de sufrir cirrosis hepática o cáncer de hígado.
Otros efectos malignos del aceite de girasol en el hígado:
- Alteraciones ultraestructurales
- Alto grado de oxidación (asociada al envejecimiento)
- Bloqueo a nivel de expresión génica
- Fibrosis
Efectos dañinos del aceite de pescado en el hígado:
- Intensifica la oxidación
- Reducción en la actividad de la cadena de transporte electrónico mitocondrial
- Alteración de la longitud relativa de los telómeros (extremos de los cromosomas cuyo acortamiento puede llevar al envejecimiento de las células y su alargamiento, al cáncer)
De las tres grasas sometidas al estudio, la que mejor preservó el hígado de las ratas a lo largo de su vida fue el aceite de oliva virgen.
El autor principal de la investigación, el catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada, José Luis Quiles Morales, ha afirmado que con este estudio se ha puesto de manifiesto que diferentes tipos de grasa hacen que «unos hígados lleguen a la vejez más sanos que otros y con una mayor o menor predisposición a sufrir ciertas patologías».
Con información de Actualidad RT