Las espectaculares atajadas del arquero de la Vinotinto nos deja un mensaje en el país; y es que todos somos Wuilker Fariñez. Todos somos ese jugador número 1 que está en la portería; así somos todos, los hombres, las mujeres, los niños y los abuelos.
Vemos en el arquero ese ímpetu inquebrantable de evitar que pase una pelota; y vemos en las calles a personas que colocan su esfuerzo a diario. No importa si no hay transporte se van a pie; no importa las miles de diligencias que tengamos que hacer.
Todos somos como el arquero en silencio, nos caemos y nos levantamos y aupamos a los nuestros a seguir. Como cuando Fariñez tiene la pelota y manda a todos los jugadores al ataque; así somos todos los venezolanos.
Así somos ante los precios de los alimentos, para conseguir el dinero para la comida, todos somos así. Todos le ponemos ese extra como el arquero, los abuelos con su pensión; los muchachos con una conexión de internet lenta; pero allí están aprendiendo.
Todos somos Wuilker Fariñez
No queremos caer en esa disyuntiva si es o no el mejor arquero del continente; para nosotros lo es. Por eso todo el mundo se identifica con el jugador número 1 de la selección nacional. Todos somos como él, todos queremos ganar y vencer de verdad, no de mentira.
Tenemos la misma mirada del arquero, queremos llegar tan lejos como lo soñó cuando era un niño. Cuando soñaba con vestir el 1 de la Vinotinto; ser el arquero titular de la selección; todos somos como él desde “chamos” hasta adultos.
Todos vivimos en una batalla constante cada uno en su rol como los jugadores dirigidos por José Peseiro. Para muchos nuestro Peseiro es Dios, ya que todos salimos a igual a ganarnos el pan honradamente; nuestra arquería es la vida y queremos siempre ganar.
A fin de cuentas todos somos ese arquero de la Vinotinto que le dio una lección de humildad a Colombia. Y que el mismo guardameta colombiano David Ospina cruzó la cancha para felicitarlo; todos somos como Wuilker porque en Venezuela todos somos Vinotinto.
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