martes, abril 23, 2024
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Trampas de miel: Las espías sexuales rusas que tenían su propia escuela

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IOTA Latino
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Con la detención de Maria Butina en Estados Unidos se confirmó que las trampas de miel existen y que a las abejas las entrar en una refinada escuela.

A Bautina la atraparon en 2018 y la condenaron a 18 meses de prisión por conspirar para infiltrarse en la poderosa Asociación Nacional del Rifle. Allí buscaba ganar influencia entre activistas conservadores y del Partido Republicano. Nueve meses después la deportaron.

El caso retrata lo que ocurrió en la década de 1960 cuando la KGB se dedicaba al espionaje con espías sexuales entrenadas en una academia. La leyenda de la escuela rusa quedó plasmada en Red Sparrow (2018), la película dirigida por Francis Lawrence que protagonizó Jennifer Lawrence. La cinta se basó en la novela del mismo nombre de Jason Matthews.

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La película dibuja a una bella  oficial de inteligencia rusa que enviaron a contactar con un agente estadounidense de la CIA. Ella valiéndose de las trampas de miel tenía la misión de descubrir la identidad de un topo.

Mathews conoce toda la trama a la perfección porque trabajó como agente de la CIA por más de tres décadas. “Estas mujeres fueron expulsadas en circunstancias muy controladas en Moscú. Las entrenaron para ser atractivas. Las asignadas a hoteles sólo para extranjeros para lanzar distintas trampas de chantaje como único objetivo”, señaló el autor del libro.

Las irresistibles trampas de miel

Contó que la mayoría de las espías sexuales eran soldados del ejército ruso que ingresaron al cuerpo de inteligencia. Otras eran estudiantes universitarias. A todas ellas las seleccionaban según algunos criterios como su juventud, ideología, aspiraciones, su intelecto, belleza y preparación en culturas extranjeras.

Las cadetes que aspiraban ser futuras espías sexuales tenían una jornada agotadora. A las chicas las sometían a un rudo entrenamiento físico que incluía el manejo y uso de las armas de fuego. Las adiestraban además en artes marciales, todo aquello vinculado con la lucha cuerpo a cuerpo.

Sin embargo, para que las trampas de miel funcionaran recibían entrenamiento de tipo sexual como posiciones del Kama Sutra. En fin las preparaban para actuar en situaciones límite, pues en su trabajo podían ser abusadas. Y Para salir de algún trance sólo ellas podían salvarse.

“Una vez entrenadas, les entregaban lencería sexy. Después  las enviaban a los hoteles de cinco estrellas alrededor de Moscú para esperar a sus objetivos”, explicó el autor del libro.

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Para que las trampas de miel funcionaran ellas tenían que captar a hombres influyentes, poderosos y solitarios. Apuntaban a empresarios y políticos que se tomaban un trago después de un pesado día de trabajo. Allí era cuando entraba en acción el escuadrón de hermosas espías sexuales.

Tras llevar a la cama a sus víctimas empezaban el chantaje. “No sé si todavía hay una escuela de gorriones en funcionamiento. Pero imagino que todavía se usan trampas de miel, señaló el autor del libro y ex agente de la CIA.

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